Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 3:14 — 7.4MB)
¿Necesitas un consejo para el trabajo hoy? Te ofrezco algunas reflexiones valiosas para el ámbito laboral. De hecho, aquí puedes obtener un juego de tarjetas, con un diseño muy atractivo, con estos consejos, para tu propia edificación o para compartir con algún amigo que los necesite.
Mi consejo para hoy es: No permitas que la ansiedad o el miedo te roben la paz de Dios.
¿Sientes ansiedad por algo hoy? ¿Te preocupa mucho alguna situación en tu vida? ¿Te parece imposible encontrar descanso y paz en este momento? Todos hemos pasado y seguimos pasando por momentos difíciles, lo cual genera ansiedad y temor. Un pasaje de Isaías 48 es muy útil cuando no se encuentra la paz.
Así dice el Señor, tu Redentor, el Santo de Israel: «Yo soy el Señor tu Dios, que te enseña lo que te conviene, que te guía por el camino en que debes andar. Si hubieras prestado atención a mis mandamientos, tu paz habría sido como un río; tu justicia, como las olas del mar. (Isaías 48:17-18).
La ansiedad y la inquietud suelen ser consecuencia de no prestar atención a lo que sabemos acerca de Dios. Rara vez necesitamos una nueva verdad o principio; simplemente necesitamos practicar lo que ya sabemos.
Me doy cuenta de que rara vez tomo la decisión deliberada de apartarme de los principios de Dios. Simplemente no presto atención a lo que ya sé. Mi enfoque se fragmenta. Me desvío ligeramente del camino, simplemente porque no he prestado la atención que debería.
Y cuando esto sucede, pierdo la paz y me siento ansiosa y frustrada. Al indagar más allá de esos efectos externos, a menudo descubrimos que la causa es no prestar atención a los mandamientos de Dios. Puede parecer algo insignificante, pero si nos apartamos de hacer las cosas a la manera de Dios, podemos esperar perder la paz y el descanso que tanto necesitamos.
El Señor le dijo a su pueblo: «Si tan solo hubieran prestado atención a mis mandamientos, su paz habría sido como un río». Si hoy te falta paz en tu vida, analiza si hay algún aspecto en el que no le estás prestando atención a Dios. Una vez que lo resuelvas, esa paz maravillosa, indescriptible, regresará, como un río, inundando tu corazón y calmando tus nervios.
