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Estoy segura de que no tengo que recordarte que llevamos cinco días en un Año Nuevo. Este es un buen momento para que tú y yo nos preguntemos: ¿Cuál es mi tema personal para el 2022? ¿Qué actitud o característica quiero que Dios cree en mí este año? David oró: “Crea en mí un corazón nuevo, oh Dios, y renueva un espíritu recto dentro de mí” (Salmo 51:10). Es una buena oración para nosotros en este Año Nuevo.

Una muy buena palabra en la cual concentrarse durante todo el año es agradecimiento. Si observas los sacrificios que son parte de la ley dada por Dios, descubrirás que hubo muchos sacrificios de acción de gracias. Este fue un ritual que Dios estableció para recordarle a su pueblo que debían ser personas agradecidas. Ya no estamos bajo la ley, pero aún necesitamos que se nos recuerde que debemos estar agradecidos.

Aquí hay algunas formas más prácticas de convertirse en una persona agradecida: aprender a practicar la acción de gracias.

  1. Haz el abecedario de agradecimiento. Comienza con A y llega hasta la Z, nombrando algo que comience con cada letra por la que estés agradecido. Puedes divertirte un poco con esto; es un gran juego para jugar en el automóvil con tus hijos y les enseñará a practicar el agradecimiento.
  2. Haz de cada martes un “martes de agradecimiento” o de cada jueves un “jueves de agradecimiento”. Puede compartir esto con tu familia o compañeros de trabajo y divertirte con él, pero te enseñará la alegría de practicar el agradecimiento.
  3. Canta canciones de acción de gracias. La Biblia dice que cantes y hagas música en tu corazón para el Señor. Hazlo.
  4. Comienza cada tiempo de oración con acción de gracias. El Salmo 100 nos dice que entremos por las puertas del Señor con acción de gracias y entremos en sus atrios con alabanza. Siempre que entres a la presencia de Dios, entra siempre con acción de gracias. Haz que las primeras palabras de tu boca sean palabras de agradecimiento.

He descubierto que esto cambia mi tiempo de oración. Si comienzo con todas mis necesidades y solicitudes, me enfoco en mí misma. Si empiezo con acción de gracias, recitando algunas de las muchas cosas por las que tengo que estar agradecida, estoy enfocada en Dios. Qué diferencia hace eso en el tiempo que paso con Dios, y eso a su vez hace una diferencia en mi día.