Play

¿Alguna vez has pensado en los peligros espirituales que enfrentas? Estoy enumerando lo que veo como nuestros cinco mayores peligros. El número uno es la autosuficiencia, el dos el autoengaño y el tres es la autoestima. El número cuatro es:

La Auto confianza

Parece ser una creencia universalmente aceptada que todos debemos tener confianza en nosotros mismos. Pero Pablo escribió a los filipenses que nosotros, los creyentes, que nos gloriamos en Cristo Jesús, no confiemos en la carne. Continuó enumerando todas las razones por las que podía tener confianza en sí mismo: era de la familia correcta, tenía la mejor educación, había demostrado un gran celo y acatado las leyes a la perfección.

Pero él dijo: “Aún más, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero basura a cambio de ganarlo a él  y encontrarme unido a él; no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere por la fe en Cristo, la que da Dios con base en la fe.” (Filipenses 3:8-9).

¿Por qué la confianza en uno mismo es un gran peligro espiritual? Porque erosiona nuestra fe y confianza solo en Cristo. Cada vez que comenzamos a pensar que podemos hacer algo por nuestra cuenta o a sentir que hemos alcanzado alguna posición por nuestros propios esfuerzos; cada vez que tenemos confianza en nosotros mismos o en nuestras habilidades, estamos en un lugar peligroso. Ahí es cuando pensamos que nos mantenemos firmes, pero en cambio es más probable que caigamos.

He notado a lo largo de los años que cuando se acerca un gran evento, un compromiso de una charla, un retiro o lo que sea, generalmente la semana anterior Dios tiene una manera de recordarme que, si creo que puedo hacer esto por mi cuenta, Será mejor que lo piense de nuevo. Haré algo realmente estúpido, u olvidaré algún detalle, o me enfadaré con alguien y diré algo que no debería, algo así. Y he decidido que es la forma en que Dios me susurra al oído: “No dejes que la confianza en ti misma se convierta en tu talón de Aquiles; no confíes en ti misma. Recuerda, yo uso cosas débiles y tontas de este mundo.”

La confianza en uno mismo es un gran peligro, pero la confianza en Dios es poderosa. Estoy segura de que me ama y siempre lo hará. Confío en que puedo ir a su trono con confianza en cualquier momento y él me escucha. Estoy segura de que gracias a Jesús tengo vida eterna con Dios. Y confío en que puedo hacer todo lo que Dios quiere que haga a través de Cristo que me fortalece. Eso no es confianza en uno mismo; eso es confianza en Dios.