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Aquí está el peligro número tres:

Autoestima

Eso suena muy extraño, ¿verdad? ¿Cómo podría ser un peligro la autoestima? Después de todo, dondequiera que miremos, escuchamos que necesitamos una buena autoestima y necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos para tener una buena vida.

Bueno, hay dos problemas clave con nuestra búsqueda de la autoestima:

  1. Buscamos lo incorrecto.
  2. Buscamos en el lugar equivocado.

La autoestima, sentirse bien consigo mismo, es una contradicción bíblica, una auto-contradicción. La Biblia nos dice que nuestro propio ser natural está infestado de pecado y no es capaz de hacer nada bueno. Aprendemos que incluso las mejores cosas que podemos hacer le parecen trapos sucios a Dios. Entonces, sentirse bien por algo que es inherentemente pecaminoso y egoísta es buscar lo incorrecto.

Durante diez largos años busqué la autoestima y me esforcé por sentirme bien conmigo misma. Pensé que una carrera exitosa lo haría, pero lo logré y la encontré vacía. Pensé que la relación correcta con un hombre me daría esos buenos sentimientos, pero las relaciones iban y venían, y ninguna de ellas me trajo la satisfacción que deseaba. Compré casas y ropa y acumulé cosas y reconocimiento, pero cuanto más apilaba lo que se suponía que me traería una buena autoestima, más vacía me volvía.

Si buscas autoestima hoy, estás en el mismo peligro en el que yo estaba. Es un camino sin salida que no te lleva a ningún lado más que al vacío y la decepción. Permíteme animarte a abortar esa búsqueda infructuosa y, en cambio, poner tu corazón a conocer a Dios. Jeremías escribió: “No dejen que el sabio se jacte de su sabiduría, o el poderoso, de su poder, o el rico, de sus riquezas. Pero los que desean jactarse, que lo hagan solamente en esto: en conocerme verdaderamente y entender que yo soy el Señor quien demuestra amor inagotable  y trae justicia y rectitud a la tierra, y que me deleito en estas cosas. ¡Yo, el Señor, he hablado! . (Jeremías 9: 23-24).

Proponte conocer y comprender a Dios. Cuanto más lo hagas, mejor te sentirás contigo mismo. Te lo prometo, es verdad. La buena autoestima es un subproducto de conocer a Dios cada vez mejor y de apreciar quién eres a los ojos de Dios.