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Presentado por Lisa Bishop

Es fácil tratar de obtener nuestra identidad de todos los lugares equivocados en vez de la propia verdad de Dios. Y cuando se trata de identidad, podemos enfocarnos en nosotros mismos cuando fuimos creados para fijar nuestros ojos en Jesús.

Durante mi tiempo de silencio me encontré meditando en un pasaje conocido en 1 Pedro. Dando un poco de antecedente, el apóstol Pedro está escribiendo su carta a los elegidos de Dios. Extraños en el mundo (aquellos que miran fuera del mundo porque no siguen sus costumbres) a quienes Dios eligió antes de la creación para “obediencia a Jesucristo”. En sus palabras, Pedro está escribiendo su carta a creyentes como tú y yo. Hombres y mujeres que han nacido de nuevo. Aquellos llamados a una esperanza viva en Jesús y a ser una esperanza viva que muestra a Jesús a un mundo corrupto que lo niega con sus malas prácticas. Al igual que el mundo en el que vivimos hoy.

Pedro está diciendo esencialmente: “No sigas al mundo, obedece la Palabra y apartate”. Y es así cuando llegamos a 1 Pedro 2:9: “Pero ustedes no son así porque son un pueblo elegido. Son sacerdotes del Rey, una nación santa, posesión exclusiva de Dios. Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa. “

Mientras leía este pasaje, me vinieron a la mente sus palabras: “No se trata de ti”. Déjame explicarte. Si bien es absolutamente esencial que confíes en tu identidad en Cristo, la razón por la que Dios te ha apartado y te ha hecho santo es para revelar su gloria.

Eres elegido, santo y plenamente poseído por Dios para que proclames el nombre de Jesús con tu vida. Y si no estás viviendo en tu identidad en él, las personas que te rodean se perderán la oportunidad de experimentar a Jesús en ti. Tú eres imagen de él. Revelas a Cristo a un mundo que necesita desesperadamente esperanza.

No se trata de ti. Se trata de Jesús.

¿Qué pasaría si vivieras tu llamado como embajador de Cristo? Compartir tu testimonio de cómo Dios te llamó de las tinieblas a la su luz maravillosa, mostrando esperanza a tus vecinos, compañeros de trabajo, hijos y al cajero de la tienda. 

Esto no significa que vivirás una vida perfecta, sino una vida creíble como un seguidor del corazón de Dios.  ¿Cómo te mantendrás firme en tu identidad en él y declarar su alabanza a los que te rodean?