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“¡Superalo!” Si alguien te gruñe eso, podrías ofenderte. Pero realmente hay cosas que necesitamos “superar”, cosas que desperdician nuestro tiempo y energía.

Necesitamos superar nuestra tendencia a que se hieran nuestros sentimientos con facilidad y, además, debemos superar las heridas del pasado.

En Filipenses 3 Pablo escribe: “ Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14)

Pablo se enfoca en una cosa: ganar el premio, hacer lo que Dios lo ha llamado a hacer. Cuando no haces eso, el futuro está en espera para ti porque estás obsesionado con el pasado.

Pablo podía dejar atrás su pasado porque tenía una meta frente a él. Sabes, cuando estás ocupado haciendo algo que vale la pena, cuando tienes actividades significativas e importantes, puedes dejar atrás el pasado mucho más fácilmente. Me doy cuenta de que las personas que están inactivas son mucho más propensas a ser consumidas por su pasado. Una de las grandes bendiciones de estar involucrado en la vida de los demás es que te hace olvidarte de ti mismo.

Otra razón por la que Pablo podía dejar atrás su pasado era que sabía que había sido perdonado y que Dios no recordaba más sus pecados pasados. Seguramente debe haber luchado con el hecho de que había perseguido y asesinado a cristianos en su pasado, pero en ese camino a Damasco encontró a Jesús y desde ese momento en adelante fue un hombre perdonado, y aceptó ese perdón.

Tal vez eso es lo que te mantiene esclavizado a tu pasado: realmente no sientes que Dios te haya perdonado. Bueno, si le pediste sinceramente que lo hiciera en el nombre de Jesús y a través de su sangre derramada, entonces tendría que perdonarte o sería un mentiroso, y Dios no es un mentiroso. Entonces, tal vez simplemente no te sientas perdonado. Ahí es donde debes ignorar esos sentimientos y vivir por fe.

Cuando el enemigo venga a atormentarte con esos pecados pasados, cita 1 Juan 1:9 una y otra vez, en voz alta si es posible: ” Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”.