Play

En el lenguaje actual, no es inusual escuchar a alguien decir: “¡Supéralo!”. Si bien eso puede sonar abrupto o indiferente, hay en esa frase trillada algunos buenos consejos. Me voy a centrar en lo que tú y yo necesitamos “superar”, lo que debemos dejar atrás, lo que debemos abandonar para ser efectivos para Jesús, así como también pacíficos y felices.

Y lo primero que debemos “superar” son los sentimientos heridos. Tanto daño proviene de los sentimientos heridos, tanto dolor innecesario. Entonces, si tus sentimientos son heridos fácilmente, te diría amablemente: “Supéralo”.

¿Pero cómo? Aquí hay algunas sugerencias.

  1. Rompe viejos hábitos. Cuando tus sentimientos estén heridos, piensa: “¿Se trata realmente de mí, o podría haber alguna otra razón por la que esta persona se comportó de esta manera?”. Rompe ese hábito de tomar todo tan personal e imaginar que alguien te está ofendiendo intencionalmente, cuando en realidad puede que simplemente esté concentrado en sus propios problemas y no piense en ti en absoluto.

Filipenses 4:8 dice que debemos pensar en cosas que sean buenas, no malas. Sin embargo, todos somos propensos a sacar conclusiones negativas cuando alguien se comporta de una manera poco amistosa. Pídele a Dios que te ayude a romper esos viejos hábitos.

  1. Tomate un poco tiempo. No respondas rápidamente a tus sentimientos heridos. Trágate esas palabras que quieres decir y simplemente tómate algo de tiempo para poder pasar de lo emocional a lo racional.
  2. Desarrolla callos saludables. Pídele a Dios que te endurezca, para que no seas tan propenso a tomar todo tan personal. Trata de construir una perspectiva más saludable para que esos comentarios o acciones no intencionales, que te hayan lastimado en el pasado, comiencen a rebotar.
  3. Tráelo a la luz. Si sientes que realmente te han ofendido, escribe cómo te lastimaron y guárdalo por dos días. Luego léelo de nuevo, y si todavía estás verdaderamente ofendido, determina cómo confrontarás a esa persona de una manera bíblica y amorosa. Es muy probable que después de dos días rompas el papel y te digas a ti mismo que en realidad no es gran cosa.

Se necesitará el poder de Dios para cambiar estos hábitos arraigados de sentimientos heridos, pero si has nacido de nuevo, tienes el poder del Espíritu de Dios para permitirte “superarlo”.