Play

Quiero animarte a salir de la barca a la invitación de Jesús como lo hizo Pedro, para hacer las buenas obras que tiene para ti. ¿Podría ser que has estado atrapado en tu bote y te has perdido el gozo de caminar sobre el agua con Jesús por algún miedo o tal vez por pereza o simplemente por no querer mover tu bote? Si ahí es donde estás, te está impidiendo conocer el increíble gozo y la satisfacción que viene cuando simplemente obedeces a Jesús y al confiar en él, haces lo que Dios quiere que hagamos.

Verás, como seguidor de Cristo, fuiste creado para hacer ciertas buenas obras, como leemos en Efesios 2:10:

Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.

Esa es tu misión en la vida, según lo establecido por Dios, y es solo cuando estás haciendo esas buenas obras que estás viviendo en la plenitud de lo que eres en Cristo Jesús. Tal vez no te has bajado de la barca porque realmente no le has pedido a Dios que te muestre qué buenas obras tiene para ti. Ese es un buen lugar para comenzar: solo ora para que te guíe, y si eres sincero acerca de hacerlo, Dios pondrá en tu corazón el deseo de hacer un buen trabajo.

Tal vez no te has bajado de la barca porque simplemente no has hecho tiempo en tu vida para hacer esas buenas obras. ¿Podría ser que tu vida está tan llena de lo que quieres hacer, que simplemente no puedes incluir el llamado de Dios en tu agenda? Pienso en una persona que conocí que llenó su vida con mucha actividad, cosas divertidas y actividades profesionales, de modo que no había tiempo para poner nada más en su vida. Acababa de hacer su bote tan cómodo que no quería dejarlo. Pero se perdió la bendición de caminar sobre el agua con Jesús.

Tal vez saliste de la barca una vez y luego comenzaste a hundirte, como lo hizo Pedro, y simplemente saltaste al bote y ahora tienes miedo de hundirte de nuevo. Pero el fracaso es a menudo parte de nuestro proceso de crecimiento y Dios nos da muchas segundas oportunidades. No creo que pueda contar la cantidad de veces que Dios ha tenido que rescatarme y darme otra oportunidad de caminar sobre el agua con él. Ese es el tipo de Señor al que servimos, y él está esperando para tomar tu mano y mostrarte el incomparable cumplimiento que viene cuando caminas por fe y no por vista.

Solo quiero animarte a que mantengas tus ojos en Jesús y sigas su invitación a salir de la barca. Sé que da miedo, pero no querrás perderte el gozo indescriptible de caminar sobre el agua con Jesús, hacer lo que nunca podrías hacer solo y escucharlo decir “Bien hecho, mi buen siervo fiel”.