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¿Recuerdas la parábola que Jesús enseñó acerca de los constructores sabios y necios? Lo encontrarás en Mateo 7. El sabio construyó su casa sobre una roca y cuando llegaron las lluvias y soplaron los vientos, se mantuvo firme. El necio construyó su casa sobre la arena, y no pudo soportar las lluvias y los vientos, así que cayó con gran estruendo, como cuenta Jesús la parábola.

He hecho la pregunta: ¿Quieres ser sabio? Y he señalado principios de Proverbios que nos enseñan cómo llegar a ser sabios. Jesús también tuvo mucho que decir acerca de ser sabio, y esta parábola es buena. Por supuesto, se refiere a si construimos nuestras vidas sobre Jesús, nuestra Roca, o tratamos de encontrar la vida en otro lugar, o en otra persona. Y esto es cierto no solo para la decisión que tomamos de aceptar a Jesús como nuestro Salvador, sino también para las decisiones diarias que tu y yo tomamos sobre muchas cosas: en nuestros trabajos, en nuestras familias, en nuestras iglesias.

Construir algo sobre arena es más rápido que construir algo sobre una roca, pero la persona sabia no elige el camino más fácil. Tengo una tendencia a querer hacer un trabajo rápidamente, por lo que a menudo puedo olvidar este sabio principio. Mi esposo tiene que recordarme que mi manera fácil no funcionará; tarde o temprano se derrumbará. Entonces, si quieres ser una persona sabia, edifica tu vida sobre la Roca, Jesucristo, y edifica tu vida diaria sobre buenas decisiones que se basan en principios sólidos como una roca.

En Santiago 3:13 leemos: “¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría”. Eso realmente lo resume bien, ¿verdad? Si quieres ser sabio, demuéstralo con tu buen estilo de vida y ayudando a los demás con humildad. Y luego no olviden lo que Santiago nos dijo en el capítulo 1: 5: ” Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie”. Por favor, toma esta promesa y practícala. Pídele sabiduría a Dios, ¡todos los días! Él promete dártela y, a medida que te vuelvas más y más sabio, te parecerás cada vez más a Jesús, harás brillar su luz en un mundo oscuro y evitarás muchas angustias y problemas.