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¿Qué haces con el dolor? Es verdaderamente importante ser intencionales en cuanto a superar las heridas de nuestras vidas, porque cuando las albergamos, se convierten en fuerzas destructivas en nuestras vidas, nos roban la alegría y permiten que la amargura eche raíces en nuestros corazones.

Permíteme cerrar con uno de mis pasajes favoritos de Isaías 58:6-9.

»El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? ¿No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento y dar refugio a los pobres sin techo, vestir al desnudo     y no dar la espalda a los tuyos? Si así procedes, tu luz despuntará como la aurora, y al instante llegará tu sanidad; tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del Señor te seguirá. Llamarás y el Señor responderá; pedirás ayuda y él dirá: “¡Aquí estoy!”. (Isaías 58:6-9).

Aquí Isaías nos dice qué hacer con los sentimientos heridos. Redefine cómo responder cuando te han herido, cuando necesitas sanación del pasado. Puede que tengas un dolor muy profundo que no desaparece rápidamente; lo entiendo. Pero mira lo que nos dice Isaías.

Si buscamos este tipo de ayuno:

  • Ayudar a los que son tratados injustamente
  • Llegar a los que están en la esclavitud de alguna adicción
  • Compartir comida con personas hambrientas y refugio con los sin techo
  • Prestar especial atención a aquellos de tu propia carne y sangre que necesitan ayuda

Entonces, dice Isaías, tu luz brillará y tu sanación aparecerá rápidamente. Dejar ir tu propio dolor y elegir ayudar a otros que están sufriendo es la manera más rápida y mejor de encontrar la sanación que necesitas, ya sea que se trate de un dolor breve que hayas atravesado o uno que haya causado un gran trauma durante mucho tiempo. Esta es la cura de Dios para los sentimientos heridos, para el dolor emocional que hayas podido soportar o que aún estés soportando. Reclámalo para ti, para que tu luz brote y tu sanación aparezca rápidamente.