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Sabes, a veces sientes que, si haces bien tu trabajo, te vuelves indiferente y duro con los empleados o compañeros de trabajo. ¿Alguna vez te encontraste en ese tipo de situación? Bueno, ¿cómo manejamos lo que parecen ser prioridades conflictivas como estas?

Está bien que exijas de ti mismo y de los demás que el trabajo se haga bien. Pero también es cierto que como cristiano debes preocuparte por el bienestar personal y los sentimientos de las personas que trabajan para ti o contigo.

Lo primero que podemos y debemos hacer es orar diariamente por esos empleados y compañeros de trabajo. Ora por ellos específicamente por su nombre. Tanto como puedas, aprende algo de su situación personal para que puedas orar por ellos de manera efectiva. Obviamente, ciertamente puedes orar por su desempeño en el trabajo y sus relaciones y actitudes en el trabajo. Eso es lo mejor que puedes hacer por ellos.

Y luego, recuerda que tu actitud hacia estas personas indicará claramente que te preocupas por ellas. Tratándolos con respeto; entendiendo que a los ojos de Dios todos somos iguales; preocuparse por sus vidas; dándoles reconocimiento cuando lo merecen; hacer concesiones para situaciones personales cuando puedas; tratar a todos con justicia y honestidad: todas estas son formas de mostrar el amor de Dios a tus empleados y compañeros de trabajo y de ser un servidor para ellos.

Lo que a menudo es frustrante es que muchas veces es difícil, si no imposible, llevar a cabo las tareas diarias de tu trabajo y aun así interactuar con cada persona, ya sea un compañero o un empleado, de la manera personal que te gustaría. Incluso en mi pequeña organización encuentro que es una frustración. Me gustaría saber todo lo relacionado con mi personal y tomarme el tiempo para hablar sobre sus inquietudes en detalle, pero si lo hiciera con mucha frecuencia, haríamos muy poco trabajo. Lo que he estado aprendiendo a hacer, es confiar en que Dios traerá a otras personas a sus vidas para ayudarlas y cuidarlas cuando no pueda acercarme a ellas como me gustaría. Y luego oro para que me haga sensible para saber cuándo es importante que me tome ese tiempo y me comunique.

Recuerda que, como cristianos en el mundo laboral, tenemos oportunidades únicas para demostrar cómo es Jesús por la forma en que nos preocupamos por los demás. Si de verdad te preocupas por los demás, los amas como te amas a ti mismo y pones su bienestar por encima del tuyo, puedes estar seguro de que lo sabrán.