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Estoy ofreciendo cinco principios bíblicos que pueden ayudarte cuando tratas con personas difíciles, particularmente en tu trabajo.
Nuestro quinto y último principio es:
El principio de “decir palabras amables”
Aquí hay dos versículos de Proverbios que nos dicen cuán importante es cuidar nuestras palabras cuidadosamente y hablar palabras de bondad.
La preocupación agobia a la persona; una palabra de aliento la anima. (Proverbios 12:25).
El consejo oportuno es precioso, como manzanas de oro en canasta de plata. (Proverbios 25:11).
Las “palabras bien pronunciadas” son aquellas que se seleccionan estratégicamente y se pronuncian suavemente. Son “aptas”, se adaptan perfectamente a la situación. Con palabras “aptas”, puedes cambiar un ambiente o una situación fea en algo hermoso, como “ manzanas de oro en canasta de plata”.
Por ejemplo, supón que tienes que confrontar a una persona en tu trabajo que llega tarde repetidamente. ¿Cuál de estos dos enfoques serían “palabras bien pronunciadas”?
#1 “Quiero señalar algo que me está molestando. Has llegado tarde al trabajo muchas veces y eso me vuelve loco. Quiero que cada persona esté aquí a tiempo todos los días. Te pagan por llegar a tiempo, así que espero que llegues a tiempo todos los días a partir de ahora. Espero que eso quede claro”.
#2 “He notado que tienes algunas dificultades para llegar a tiempo al trabajo. Tal vez haya alguna buena razón para eso; si es así, debes decírmelo para que podamos resolverlo recortando tu hora de almuerzo o haciendo que trabajes más tarde cada día. ¿Hay alguna razón que te dificulte llegar a tiempo todos los días?”.
Es bastante obvio que el primer ejemplo causaría una reacción defensiva y de enojo y podría o no resolver el problema, mientras que el segundo enfoque muestra cierta preocupación por el individuo y, al mismo tiempo, deja en claro que no se pueden tolerar las tardanzas. Esas son “palabras bien dichas”.
Muy a menudo, nuestra elección de palabras marca la diferencia en la capacidad de respuesta de la otra persona.