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Se nos ha dado solo un arma ofensiva para usar en esta batalla espiritual, pero es todo lo que necesitamos. La Palabra de Dios es nuestra espada (Efesios 6:17). Pablo dijo en 2 Corintios 10:4 “las armas con que peleamos no son las armas del mundo, sino que tienen poder divino para demoler fortalezas”.

Recuerda cómo Jesús derrotó a Satanás cuando fue tentado en la montaña. Le citó las Escrituras y, aunque Satanás intentó engañar a Jesús tres veces, finalmente tuvo que darse por vencido, porque la Palabra de Dios es demasiado poderosa para él.

Ahora déjame preguntarte algo. Si Jesús tuvo que usar la Palabra de Dios para derrotar a Satanás, ¿cuánto más nosotros? Recordarás también que la Palabra de Dios estaba en su cabeza. La sabía y podía recordarla cuando la necesitaba. ¿Te da eso alguna idea de cómo usar la Palabra de Dios como tu espada? Necesitas saberla para usarla, y cuando lo haces, Satanás no tiene absolutamente ninguna defensa contra ella.

Aquí está la cuestión: debes usar toda esta armadura todos los días para enfrentarte a tu enemigo. Quiero animarte a que empieces a orar por cada pieza de la armadura diariamente, antes de salir de casa, para que estés preparado para ese enemigo.

Por eso, ora en cada día el cinturón de la verdad, la coraza de la justicia, el calzado de la paz, el yelmo de la salvación, el escudo de la fe y la espada de la Palabra de Dios. He aprendido a hacer esto, y descubro que se convierte en ese recordatorio diario y me concientiza de la batalla que enfrento y cuán importante es ésta armadura para mi supervivencia como un testigo eficaz de Jesucristo.

Confío en que tomarás muy en serio ponerte la armadura de Dios diariamente, para que puedas resistir el ataque del enemigo y puedas salir victorioso.