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Otra pieza de esa armadura es el escudo de la fe (Efesios 6:16). La Escritura dice que con este escudo podemos apagar todos los dardos de fuego del maligno. Todos ellos, no sólo algunos de ellos, todos. ¿Sabes cómo usar el escudo de la fe contra Satanás?

Tomar el escudo de la fe está directamente relacionado con conocer a Dios. Cuanto más lo conozcas, más confiarás en él, y cuanto más confíes en él, más fuerte será tu escudo de fe.

¿Sabes a quién le has creído? Conocer a Dios es muy importante. Tristemente, muchos de nosotros sabemos más sobre nuestros amigos que sobre Dios. Hasta que busques un conocimiento de Dios, tu escudo de fe será débil y no resistirá contra todos esos dardos de fuego, que tu enemigo te lanza constantemente. Necesitas fe, y la fe viene cuando llegas a conocer a Dios.

La fe también viene a través del ejercicio. Cuando confías en Dios en cierta situación, y ves cómo te protege, entonces la próxima vez que el enemigo te ataca, tu escudo de fe es más fuerte porque recuerdas la última vez que ejercitaste la fe, y Dios cuidó de ti… La fe edifica la fe, pero tienes que empezar por conocer a Dios para que creas que él es digno de confianza.

Nuestra próxima pieza de armadura es el yelmo de la salvación, que protege nuestra cabeza (Efesios 6:17). Todos somos conscientes de que nuestra mente es vital para la salud de nuestro cuerpo, tanto física como emocionalmente. La Biblia nos dice que somos lo que pensamos. Antes de que algo suceda exteriormente, tiene sus comienzos en nuestra mente.

No es de extrañar que Satanás haga su mayor esfuerzo por controlar nuestro pensamiento. Si puede capturar tu mente, puede controlarte y destruirte. Sin el yelmo de la salvación todos los días como tu protección, estás indefenso.

Proteger tu mente con la salvación que viene de Cristo significa que no permites nada en tu mente que contradiga, viole u ofenda esa salvación. Si no estás dispuesto a controlar cuidadosamente lo que entra en tu mente, y asegurarte de que constantemente llenas tu mente con cosas buenas, tu mente estará desprotegida y será un blanco fácil para su gran enemigo, Satanás.

Por lo tanto, pon cosas buenas en tu mente y mantén las cosas equivocadas fuera. Eso ganará tu batalla con Satanás.