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¿Te preparas para la batalla todos los días? ¿Eres consciente de que, como cristiano, estás en una lucha muy real con un enemigo muy real?

Ya hemos hablado sobre el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia, dos piezas importantes de nuestra armadura de Efesios 6. La siguiente es el evangelio de la paz que debemos usar en nuestros pies (6:15). ¿Te has preguntado alguna vez por qué la paz debe llevarse en los pies? Parece un poco ilógico, cuando lo piensas. Habría adivinado que la paz se llevaría en nuestros corazones. Pensamos en tener paz en nuestros corazones. Pero en lugar de eso, se nos dice que pongamos paz en nuestros pies. ¿Por qué?

Bueno, ya ves, cuando tienes paz en tus pies, entonces nada puede detenerte. Piénsalo: cuando tus pies no están debidamente protegidos o cuando tus zapatos te hacen doler, es difícil seguir adelante, ¿no es así? Si vas de excursión, no te pongas zapatos con tacones de tres pulgadas. No llegarías muy lejos con esos zapatos. Si vas a correr una carrera y terminarla, debes usar el calzado adecuado.

Bueno, la paz son las botas que usas que te ayudarán a superar cualquier cosa. La paz en tus pies te protege de las condiciones del camino por el que andas; ya no eres vulnerable al entorno o al medio ambiente. No importa adónde te lleve ese camino, a un desierto con arena ardiente, o a través de hielo y nieve, o a un hermoso prado con flores y pájaros, si llevas las botas de la paz, puedes seguir adelante porque tus pies están protegidos.

El miedo nos debilita, nos incapacita, nos perjudica, pero la paz nos libera para seguir. Esta es la paz que sobrepasa todo entendimiento, incluso el tuyo propio. Y Satanás odia verlo en un cristiano porque esas sandalias de paz en tus pies te hacen fuerte y te dan resistencia.

Llevar la paz en los pies también te da un fuerte testimonio en este mundo atribulado. ¿Has estado usando los zapatos de la paz últimamente? Debes tenerlos puestos para estar preparado para luchar contra un enemigo que te persigue. Ora con esos zapatos de paz; no deberías salir de casa sin ellos.