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¿Cuál es la cosa más inútil e improductiva que la mayoría de nosotros hacemos muy a menudo? Yo diría que la cosa más inútil que hacemos es ¡preocuparnos! Y sin embargo, te pregunto, ¿cuántos días pasan sin preocuparte por algo? Simplemente parece ser el lugar al que van nuestros pensamientos cuando experimentamos cualquier nivel de incertidumbre o miedo o falta de control.

Jesús entendió completamente nuestra propensión a preocuparnos, y abordó el tema con firmeza en su Sermón del Monte. En Mateo 6 leemos:

»Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida y el cuerpo más que la ropa? Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Observen cómo crecen los lirios del campo. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos. … Así que no se preocupen diciendo: “¿Qué comeremos?”, o “¿Qué beberemos?” o “¿Con qué nos vestiremos?”…. porque…  su Padre celestial sabe que ustedes las necesitan. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas. Por lo tanto, no se preocupen por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas. (Mateo 6:25-34).

En este sermón Jesús nos dio tres razones para no preocuparnos.

  1. Primero, si eres un cristiano nacido de nuevo, ¡no deberías preocuparte por quién eres! Jesús dijo que Dios cuida de los pajaritos, y aunque no son capaces de cuidar de su necesidad de alimento, él les provee de alimento. Y Jesús pregunta: “¿No vales tú más que ellos?”

¿Eres tú más valioso para Dios que los pajaritos? Seguramente el saber cuánto te ama Dios, cuán profundamente se preocupa por ti, debería hacer que dejaras de preocuparte. Después de todo, nuestro Padre Celestial es soberano sobre todo y todos en tu vida; Él siempre está en control, y como eres su hijo, Él se ha comprometido a cuidar de tus necesidades. Esa es la primera razón por la que no debes preocuparte: porque eres un hijo de Dios, y Él nunca te deja ni te abandona.