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Seguramente no tienes que leer mucho en la Biblia para darte cuenta de que la alabanza es un tema que se repite a lo largo de las Escrituras. No hay duda de que está destinado a ser parte de la vida de cada cristiano. Aquí hay algunos versículos que nos exhortan a alabar a Dios.

Salmo 150:1: ¡Alaben a Dios en su santuario! ¡Alábenlo en su majestuosa bóveda celeste!.

Salmo 22:23: ¡Alaben al Señor, todos los que le temen! ¡Hónrenlo, descendientes de Jacob!.

Salmo 33:1: Que los justos canten de alegría al Señor; les corresponde a los puros alabarlo.

La alabanza es la ocupación del cielo. Esto es lo que está pasando ahora en el cielo, y es lo que estaremos haciendo cuando lleguemos al cielo. Escucha estas descripciones en Apocalipsis de cómo es el cielo:

Cada uno de los seres vivientes tenía seis alas, y las alas estaban totalmente cubiertas de ojos por dentro y por fuera. Día tras día y noche tras noche repiten continuamente: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que siempre fue, que es, y que aún está por venir»” (Apocalipsis 4:8).

“Entonces volví a mirar y oí las voces de miles de millones de ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. Ellos cantaban en un potente coro: «Digno es el Cordero que fue sacrificado, de recibir el poder y las riquezas y la sabiduría y la fuerza y el honor y la gloria y la bendición».” (Apocalipsis 5:11-12).

“Entonces volví a oír algo que parecía el grito de una inmensa multitud o el rugido de enormes olas del mar o el estruendo de un potente trueno, que decían: «¡Alabado sea el Señor! Pues el Señor nuestro Dios, el Todopoderoso, reina” (Apocalipsis 19:6).

Y como Dios sabe, que alabarlo es tan importante para nosotros, repetidamente nos exhorta a alabarlo. Permíteme señalar algunas cosas que sucederán cuando hagas de la alabanza una forma de vida:

  • La alabanza te ayuda a madurar espiritualmente. Es la función más alta del espíritu humano. Eres transformado por la alabanza. Fortalece tu persona interior.
  • La alabanza es la bujía de la fe. Es lo único necesario para que nuestra fe despegue. Cuando empieces a alabar a Dios más y más, tendrás más fe y confianza en el Señor.
  • La alabanza trae sanidad. Hay mucha inestabilidad mental y emocional que se puede mejorar mucho al alabar a Dios.
  • La alabanza te hacen una persona positiva.

Entonces, no hay duda de que nuestras vidas deben estar llenas de alabanza; es una dirección que vemos a lo largo de las Escrituras. Pero la pregunta es ¿por qué Dios quiere que lo alabemos? Sabemos que Dios es todopoderoso y autosuficiente. Por lo tanto, ¿por qué querría que lo alabáramos? ¿Es posible que él tenga necesidad de nuestra alabanza?

Cuando pensamos en alabar a alguien, pensamos en hacerlo por su bien, ¿verdad? Los humanos tenemos una gran necesidad de reconocimiento y recompensa. He realizado mucha formación gerencial en mi carrera, y uno de los principios básicos de la dirección que he enfatizado es que, con el fin de motivar adecuadamente a la gente, tienes que reconocerlos y recompensarlos por las cosas buenas que hacen. Usé la frase: “Atrápalos haciendo algo bueno y díselo”. Esa técnica de dirección hará más por aumentar la productividad y mejorar la moral, que cualquier otra cosa que pueda hacer un gerente.

¿Por qué? Porque los humanos realmente necesitamos retroalimentación positiva y refuerzo para sentirnos bien con nosotros mismos, tener confianza en nosotros mismos y estar motivados para hacer las cosas bien. Necesitamos palmaditas en la espalda, que sean cálidos con nosotros y muchos “bien hecho muchachos”.

Pero ¿Dios? ¿Podría necesitar algo que el hombre o cualquier otra de sus criaturas pudiera proporcionarle? Aquel que habló para que existieran los mundos, ¿por qué los insignificantes elogios de la gente tendrían alguna diferencia para él? ¿Necesita un refuerzo positivo para estar motivado a seguir bendiciendo y amándonos?

La pregunta es ridícula. Quiero que sepas que Dios no necesita nuestra alabanza. No necesita que le digan lo maravilloso que es. Él no está centrado en el ego como nosotros, y ya sea que lo alabemos o no, él es Dios y está completo y no necesita que le recordemos nuestra afirmación. Dios no tiene necesidad de nada ni de nadie. Sin embargo, él desea nuestra alabanza. ¿Por qué? Porque alabar a Dios nos hace bien a nosotros, por eso.

Creo que un programa intensivo de alabanza personal y colectiva podría marcar una gran diferencia en muchos de los problemas emocionales y mentales que enfrentan algunos cristianos. Muchos de estos problemas comienzan con el ensimismamiento, ¿lo has notado? Y cuando alguien se vuelve egocéntrico, comienza a afectar su estabilidad mental y emocional. Del egocentrismo extremo a menudo surge la depresión, la mala imagen de sí mismo, la falta de confianza, muchos de esos tipos de problemas.

Ahora, piensa en lo que sucede cuando comienzas a alabar al Señor. Ya no estás centrado en ti mismo. La adoración y alabanza de Dios exige un cambio de centro del yo a Dios. No se puede alabar sin renunciar a la ocupación de uno mismo. Cuando la alabanza se convierte en una forma de vida para ti, entonces Dios se convierte en el centro de tu vida en lugar de ti mismo. La alabanza produce el olvido de uno mismo y el olvido de uno mismo produce una mejor estabilidad mental y emocional.

La alabanza nos ayuda a desarrollar buenos rasgos de carácter. ¿Cuáles son algunos de los rasgos de tu personalidad que sabes que necesitas cambiar? Por ejemplo, ¿tiendes a ser quejumbroso o a tener un espíritu crítico con los demás? ¿Tal vez tiendes a estar de mal humor? ¿Te cuesta perdonar a la gente? ¿Le guardas rencor a los demás? ¿O tiendes a molestarte cuando no te sales con la tuya? ¿Eres impaciente con los demás?

Algunos de ellos me pasan a mí, es triste decirlo. Pero sea lo que sea que esté en tu lista de malos rasgos de carácter, alabar a Dios es un principio clave para cambiar esos rasgos. Piensa sobre esto:

  • La alabanza y el mal humor no pueden coexistir.
  • La alabanza y el mal humor no van juntos.
  • La alabanza no puede existir con una actitud negativa.
  • La alabanza y un espíritu que no perdona tienen dificultades para llevarse bien.

Cuando comiences a hacer de la alabanza un enfoque principal de tu vida, esas cosas sobre ti que no te gustan pero que no has podido cambiar, observas cómo comienzan a cambiar. El Espíritu Santo usa tu alabanza para hacerte más como Jesús, para cambiarte verdaderamente.

Durante una temporada de vacaciones, una amiga me detuvo en la iglesia y me dijo: “Mary, sé que entenderás esto; dime qué hacer. Últimamente he estado deprimida, pensando en ser soltera, deseando estar casada, deseando tener a alguien con quien estar durante las vacaciones, sintiendo pena por mí misma. Pensé en ti y dije: ‘Mary entenderá lo que estoy sintiendo’. Pero, ¿qué hago?”

Solo le dije: “Empieza a alabar a Dios”. Eso es todo lo que necesitaba decir. Ella conocía el principio pero se había olvidado de practicarlo. “Por supuesto”, dijo, “esa es la respuesta”. Recordó cómo unos años atras había salido de una depresión realmente alabando a Dios. El siguiente domingo me informó que funcionó de inmediato. Ella dijo: “Fui a casa y comencé a alabar a Dios por toda su bondad hacia mí y mi espíritu se levantó, la autocompasión se fue y pude verdaderamente ser agradecida por lo que soy y lo que tengo.”

Funciona alabar a Dios. Realmente funciona. Tal vez también conozcas el principio, pero últimamente no lo has practicado. Créeme, esto no es algo que se aprende de una vez por todas. Recordar alabar a Dios todo el tiempo y en todo es una lección diaria. Tienes que recordarte a ti mismo todos los días alabarlo.

Comienzo mi tiempo de oración cada mañana con alabanza. La Biblia nos dice que entremos por sus atrios con acción de gracias y entremos por sus puertas con alabanza, así que eso es lo que debemos hacer. Y he escrito en mi libro de oraciones todas las cosas por las que tengo que alabar a Dios. He enumerado los atributos de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Cada uno de ellos juega un papel individual e importante en mi vida, y los alabo y agradezco individualmente por lo que son y lo que hacen por mí, cómo me ayudan hacer lo que Dios quiere que haga. Luego agradezco al Dios Trino por sus bendiciones particulares para conmigo.

Creo que me ayuda tenerlo escrito, porque incluso en los días en que no tengo ganas de alabar a Dios, puedo pasar a esas páginas y comenzar a verbalizar esas alabanzas, pronunciando esas palabras en voz alta, y sin falta, mi corazón alcanza a mi boca antes de que termine. Alabar a Dios cambia mi actitud, mi perspectiva, mis emociones.

¿Alguna vez te diste cuenta de que la creación de Dios es para alabar a Dios? El universo entero es un coro de alabanza. El salmista dijo: “¡Que te alaben, Señor, todas tus obras!” (Salmo 145:10) Y leemos en el Salmo 148:3-4: “¡Alábenlo, sol y luna! ¡Alábenlo ustedes, brillantes luceros! ¡Alábalo tú, altísimo cielo, y tú, agua que estás encima del cielo!”.

Sí, todo lo creado es para alabar a Dios. El Salmo 150:6 dice: “¡Que todo lo que respira alabe al Señor!”. Todo lo que respira, piensa en todas las cosas que respiran. Toda la creación es para alabar al Señor. Eso simplemente significa que mientras disfrutas de toda la creación de Dios, debes alabar a Dios por todo lo que ha creado. La belleza de su mundo nos da motivos para alabar a Dios. Todo lo creado es para alabar a Dios.

En la Biblia se habla más de la alabanza que de la oración. ¿Alguna vez te diste cuenta de eso? Eso me dice que la alabanza es más importante que la petición. Y, sin embargo, cuando pienso en mi propia vida, tengo que admitir que pedir a Dios me resulta más fácil que alabarlo. Ciertamente, Dios quiere que pongamos toda nuestra preocupación sobre él; él invita a nuestras peticiones, pero por favor asegúrese de que la alabanza a Dios ocupe el primer lugar en tu corazón y en tus oraciones.