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Presentado por Lisa Bishop

¿Qué haces cuando la vida se pone difícil? Cuando tu fe es probada, ¿cómo respondes? ¿Las pruebas en la vida te inclinan a distanciarte de Dios o los momentos difíciles de la vida te obligan a apoyarte en Jesús? Las pruebas de la vida vendrán. Hasta cierto punto sabemos esto, entonces, ¿por qué nos sorprendemos tanto cuando ocurren las pruebas? Jesús les dijo a sus discípulos: “En este mundo tendréis aflicción” (Juan 16:63), y nosotros también.

Si has sido un seguidor de Jesús durante algún tiempo, probablemente estés familiarizado con las instrucciones de Santiago sobre las pruebas de la vida:

“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean perfectos e íntegros, sin que les falte nada” (Santiago 1:2-4).

Santiago es un libro sobre la vida cristiana práctica; una vida que refleje una fe genuina al ser no solo oidores de la Palabra sino también hacedores. (Santiago 1:22). Si somos honestos, a veces nos gusta leer y escuchar la Palabra de Dios, pero vivir activamente las instrucciones de Dios, esa es otra historia. Especialmente cuando el caucho golpea el camino y vienen las dificultades. Una de las partes más difíciles de la vida cristiana es el hecho de que convertirse en discípulo de Cristo no nos hace inmunes a las pruebas y tribulaciones de la vida.

Considerar que es pura alegría cuando te enfrentas a pruebas es contradictorio. La alegría no suele ser nuestra primera reacción ante las dificultades y los desafíos. A nadie le gusta sufrir, sin embargo, como seguidor de Jesús, en tu sufrimiento hay una oportunidad única para que Dios perfeccione y complete la valiosa obra de formación del carácter que comenzó en ti. Dios usa las dificultades, las pruebas y la persecución para probar, fortalecer y hacer crecer tu fe.

Nuestra fe puede volverse perezosa y flácida cuando los tiempos son fáciles. Si bien no quiero una fe flácida, a veces no quiero pasar por el fuego refinador que se requiere para purificar y santificar. Pero, las pruebas son una oportunidad para que tu fe funcione y se ejercite. Al igual que levantar más peso construye y fortalece tus músculos, la pesadez de los tiempos difíciles puede construir y fortalecer tu fe cuando confías en Jesús.

Cuando Santiago dice “considérense muy dichosos”, nos anima a evaluar la forma en que vemos las pruebas; desarrollar una nueva mentalidad y actitud que considere las pruebas desde la perspectiva de Dios. Las pruebas prueban tu fe. Y cuando perseveras, cimentado en la fe en Cristo, creyendo que él está contigo (aun cuando no lo sientas así) y obrando todas las cosas para tu bien, será un edificador de fe.