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Presentado por Lisa Bishop

La mayoría de las personas admitirán que la paciencia no es su mayor fortaleza, pero es un fruto del espíritu y, como seguidores de Jesús, tu y yo debemos crecer en paciencia. Tómate un momento para reflexionar sobre el impacto que tu falta de paciencia ha tenido en tus relaciones y en tu vida. Todos podemos identificar momentos en los que desearíamos poder retroceder el reloj y recuperar la paciencia.

El otro día estaba leyendo el evangelio de Lucas y llegué al capítulo 18 versículo 7 cuando Jesús dijo: »¡Qué aflicción le espera al mundo, porque tienta a la gente a pecar! Las tentaciones son inevitables…

Las tentaciones son inevitables.

¿Qué tiene que ver ese versículo con la paciencia? Si lo piensas bien, la impaciencia puede ser el ímpetu para tomar decisiones muy malas. Cuando te falta paciencia, puedes sentirte tentado a tomar el asunto en tus propias manos, seguir tu propio camino y no confiar en el camino de Dios.

¿Cómo la tentación ha puesto a prueba tu paciencia y te ha hecho ceder? Tal vez has estado anhelando casarte y estás cansado de esperar, por lo que te sientes tentado a tener una relación con alguien que no sigue a Jesús. O tal vez has estado esperando un ascenso laboral y te sientes tentado a manipular los números para parecer más productivo. Un compañero de trabajo podría estar recibiendo elogios y eso puede crear la tentación de hablar mal de él para desacreditar sus esfuerzos.

Todos hemos experimentado momentos en los que nuestro disgusto o insatisfacción nos lleva a tomar decisiones de las que luego nos arrepentimos. Somos humanos, después de todo. Pero no dejes que la falta de paciencia te tiente a caer.

Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir. (1 Corintios 10:13).

Siempre que eres tentado, Dios te da una salida. La próxima vez, tu falta de paciencia puede intentar llevarle en una dirección o tomar una decisión que te provocará remordimiento; haz una pausa, recuerda la fidelidad de Dios y toma el camino de escape. Dios promete que te ayudará a resistir y prevalecer.