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Presentado por Lauren Stibgen
Ser atrevido. Hambriento, buscando el próximo ascenso, el próximo logro. ¿Cómo nos llama el Señor a trabajar? ¿Es tan importante el título? Hoy exploraremos cómo la humildad en la oración puede ayudarnos a convertirnos en trabajadores humildes para el Señor.
Una mujer que es contratada para ocupar el cargo y el ascenso que merece, pero renuncia por un título y está decidida a lograrlo en otra empresa, hasta que Dios teje la humildad en su corazón como resultado de la oración.
La comparación nos roba la humildad y, a menudo, nuestro impulso de logro nos golpea en la cara. Considera la palabra de Dios en Lucas 18 acerca de los dos hombres que suben al templo a orar. Uno, un fariseo, “se puso de pie solo” y se comparó con “otras personas” y habló de sus obras al Señor. El recaudador de impuestos, al contrario, “se puso a distancia” con una postura humilde y pidió a Dios misericordia”. Aprendemos que “todos los que se enaltecen serán humillados, y los que se humillan serán enaltecidos”.
La humildad misma es un fundamento para la oración. Abre nuestro corazón para tener claridad de nuestra posición de reverencia ante el Dios Todopoderoso. Tu postura humilde es abrir tu corazón para permitir que Dios te cambie. Lo hermoso de ser humilde, es la expectativa que podemos tener de que Dios promete exaltarnos y darnos riquezas y honor de vida.
La promesa es consistente en toda la palabra de Dios. Además de los versículos anteriores en Lucas, Santiago 4:10 dice: “ Humíllense delante del Señor, y él los levantará con honor”. Proverbios, 22:4 “La verdadera humildad y el temor del Señor conducen a riquezas, a honor y a una larga vida.”.
Puede que la exaltación no sea el título que esperas o la promoción que deseas, pero sabemos que Él está obrando para nuestro bien. Recuerda, Dios puede hacer mucho más abundantemente de lo que pedimos o pensamos en el poder de Jesucristo nuestro Señor (Efesios 4:29).
¿Cómo puedes humillarte en oración con el Señor? ¿Tu postura te aleja de la hermosa expectativa de exaltación, riqueza y honor?