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Hay una mujer en el Antiguo Testamento cuyo liderazgo y logros serían sobresalientes hoy. En su día tenían que ser increíbles.

Débora era una de los jueces de Israel, la máxima autoridad en el país en ese momento. Tenía hombres trabajando para ella; incluso llevó al ejército a una batalla y la ganó. Ciertamente, ese no era un papel habitual para las mujeres en su época.

A veces debe haberse sentido como una quinta rueda. ¡Era diferente a todas las demás mujeres de su época! Debe haber sido un lugar solitario. Sin duda hubo momentos en que se cansó de las responsabilidades y presiones sobre ella. Pero ella era una mujer de gran fe en Dios, y su dedicación a su vocación fue inquebrantable, independientemente de los deseos personales a los que haya tenido que renunciar.

Sabemos que estaba casada; no sabemos si tuvo hijos. Pero esta era una mujer en un rol tradicional pero llamada por Dios a un trabajo que era muy poco tradicional. Tenía una posición de mayor autoridad que su esposo, o que cualquier otro hombre en el país.

¿Por qué crees que Débora aceptó el trabajo de juez? No creo que ella estuviera tratando de probar nada. No hubo campaña electoral, donde ella abrió el camino proclamando que las mujeres tenían derecho a ser juezas. Su ambición profesional no era ser la primera mujer juez en Israel. Eso nunca fue un problema con Débora. Débora era jueza porque Dios la llamó a serlo.

¿Por qué crees que Dios le pidió a Débora que fuera juez durante tantos años? Porque él la había dotado para el trabajo y ese era su plan para ella. ¿Por qué le pediría que hiciera algo tan diferente al papel de una mujer tradicional? Porque Dios es soberano, y usa muchos tipos diferentes de personas en diferentes situaciones según lo considera conveniente.

Dios todavía llama a algunas mujeres a romper viejos moldes y hacer cosas que las mujeres no suelen hacer. Tiene derecho a hacerlo ahora, tal como lo hizo con Débora. Pero las mujeres que Dios llama no marchan por los derechos de la mujer. Están marchando en el ejército del Señor, seguidoras de Jesucristo, comprometidas a su servicio, sin importar el papel que se les pide que desempeñen.

Si Dios te ha llamado a romper moldes, considéralo un privilegio. Ten en cuenta que no estoy hablando de apartarse de los principios o normas bíblicas, sino más bien de tradiciones y funciones creadas por el hombre. A veces Dios usa rompedoras de moldes de maneras muy efectivas.