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Actitud es una palabra que usamos mucho, ¿verdad? ¿Debería un cristiano tener una actitud mayoritariamente positiva en la vida?

Chuck Swindoll ha dicho: “Estoy convencido de que la vida es el 10% de lo que nos pasa y el 90% de cómo reaccionamos”. Ese 90% es actitud. No podemos controlar el 10% que nos pasa, pero si podemos controlar cómo respondemos. Es muy importante entender que la actitud es una elección. Verás, muchos de nosotros queremos culpar de nuestras actitudes a las circunstancias o a otras personas. Decimos: “Sí, bueno, no tendrías una buena actitud si tuvieras mi trabajo”. O, “Sería positivo si no fuera por mi jefe, mi esposo, mi esposa o mis hijos”, ¡complete el espacio en blanco! O “¿Cómo esperas que sea positivo cuando acabo de perder mi trabajo?”

Pero piénsalo: nadie puede hacer que tengas una mala actitud, si no lo deseas, sin importar cuán mala sea la situación. Y nadie puede obligarte a tener una buena actitud, si no quieres , no importa lo buena que sea la situación. Tu actitud es tu elección.

En una época en la que hemos llevado el arte de echar la culpa a sus niveles más altos, es posible que eso no suene bien a tus oídos. Es mucho más fácil culpar a los demás y librarse del anzuelo, pero si no aceptas la responsabilidad de tu propia actitud, siempre te controlará y estarás en territorio negativo la mayor parte del tiempo.

Bill Marriott de Marriott Corporation tiene una filosofía. Él dice: “No contratamos a personas y les pedimos que sean amables, contratamos a personas agradables”. Lo que él reconoce es que la capacitación no convertirá a los empleados en buenos trabajadores si sus actitudes son malas, y eso es muy cierto.

Cuando enseñé habilidades de servicio al cliente en el mundo de los negocios, a menudo sentí una pizca de culpa al instar a las personas a mantenerse positivas cuando la mayoría de ellos no tenían el poder de Dios para ayudarlos a hacerlo. Pero para nosotros, los cristianos, tenemos el increíble poder del Espíritu de Cristo, viviendo dentro de nosotros, y eso significa que podemos hacer lo que de otra manera sería difícil o imposible sin él.

No obstante, hay muchos cristianos que son tan negativos como todos los que los rodean. Y eso no debería ser así. Uno de nuestros únicos testimonios del mundo debería ser que, a pesar de las circunstancias, podemos estar alegres y positivos. Tenemos algo sobre lo que ser positivos. ¿Cómo podemos afirmar que Jesús marca la diferencia ahora y por la eternidad, si siempre estamos en modo negativo?