Presentado por Lauren Stibgen

Cuando pienso en un líder servidor, pienso en alguien que siempre antepone a los demás, dando incluso cuando parece que ya no puede dar más. Dar sin esperar nada a cambio. Este espíritu de entrega abnegada fue personificado por nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Creo que todos hemos estado en la otra cara de la moneda: alguien nos ha hecho un favor y ahora busca una recompensa. Es lo que se conoce como un intercambio de favores o una relación ojo por ojo. Doy y luego quiero algo a cambio. Se siente como una transacción, porque lo es.

Esto no es liderazgo de servicio. Esto es una transacción.

¡Jesús dio su vida por nosotros!

Porque Cristo murió por los pecados una vez por todas, el justo por los injustos, a fin de llevarlos a ustedes a Dios. Él sufrió la muerte en su cuerpo, pero el Espíritu hizo que volviera a la vida (1 Pedro 3:18).

¡Se sacrificó por nuestros pecados de una vez por todas! ¡Es un regalo incondicional y desinteresado que nos da la alegría de la eternidad con nuestro Señor en el cielo!

¿De qué maneras puedes ayudar a los demás? ¿Cómo administras bien tu tiempo, tus recursos y tus talentos para el beneficio de otros?

Tiempo. Más que nada, las mujeres en todas las etapas de su carrera necesitan mentoría. Estadísticamente, las mujeres tienen menos probabilidades de recibirla, y también es un hecho que quienes la reciben tienen cinco veces más probabilidades de progresar en su carrera y obtener un ascenso.

Tal vez alguien necesite ánimo. ¿Puedes dedicarle tiempo para orar con esa persona o tomar un café? Quizás incluso enviarle un mensaje de ánimo o un versículo bíblico sea justo lo que necesita.

Recursos. No se trata solo de dinero; son las riquezas espirituales y eternas que provienen de tu salvación. El mayor regalo de todos.

Compartir tus bienes materiales puede ser tan sencillo como invitar a un compañero a almorzar o darle un pequeño detalle en agradecimiento por un trabajo bien hecho. También puedes preparar una comida para alguien necesitado, lo cual implica usar tu tiempo, tus recursos y, con suerte, ¡tú talento!

¿Y tú tesoro espiritual? ¿Cómo lo compartes desinteresadamente? ¿Hablas de Jesús? ¿Oras por los demás? Simplemente tener esperanza y poder explicar en qué la depositas es una forma de compartir tu tesoro espiritual con un compañero.

¿Tienes algún talento especial? ¿Eres una persona muy organizada o te encanta planificar reuniones? ¡Ofrécele tu ayuda a quien más la necesite!