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Cuando lees esa frase por primera vez –libertad a través del compromiso– suena como una contradicción, porque pensamos que el compromiso nos quita la libertad. Si me comprometo a casarme, pierdo mi libertad. Si acepto encabezar ese proyecto, estaré atado. Si acepto esta invitación para el sábado por la noche, puede que surja algo mejor. Si me inscribo en ese evento en la iglesia, puedo cambiar de opinión. ¿Cómo puede el compromiso traer libertad?

El compromiso consiste en tomar una decisión, y cuando elegimos en una dirección, perdemos la opción de elegir otra dirección. Pero lo que no nos damos cuenta es que elegir no elegir sigue siendo una elección que hacemos. Decidir no asumir un compromiso es una decisión, y esa renuencia a asumir un compromiso nos lleva por un camino determinado con sus propias consecuencias.

Jesús dijo: el que encuentre su vida, la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará (Mateo 10:39). Jesús nos estaba enseñando que si te concentras en tu libertad y eres muy reacio a comprometerte con algo o con alguien porque quieres ser libre, vas a perder la vida. Eso significa que vas a perder el verdadero significado de la vida; vas a perder la verdadera alegría de vivir; vas a perder el propósito por el cual Dios te puso aquí en la tierra. Pero si estás dispuesto a comprometer tu vida con el plan de Dios (si pierdes tu vida, como dijo Jesús), entonces la encontrarás. Encontrarás esa vida significativa y decidida que te llena de satisfacción y contentamiento.

Efesios 2:10 dice, porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que las hiciéramos. Dios quiere que cada uno de nosotros que nacemos de nuevo, hagamos las buenas obras que él planeó que hiciéramos, y eso significa que tenemos que hacer un compromiso. Tenemos que elegir un camino en la vida, lo que nos impide elegir otro. Tenemos que tomar una decisión sobre lo que haremos este fin de semana, lo que significa que no podemos hacer otra cosa. Tenemos que decir sí a participar en un ministerio, lo que significa que no podemos ir a la playa ese día.

El camino del menor compromiso te lleva a una vida menos estructurada. Si bien eso puede parecer libertad, es explícitamente cierto que las personas que tienen una estructura y, por lo tanto, compromisos como parte de su estilo de vida tienen mucha mayor satisfacción y menos frustración que aquellos que se niegan a asumir un compromiso por miedo a perder su libertad. Jesús sabía de lo que estaba hablando.

El compromiso está en niveles bajos estos días y, sin embargo, no ha traído gran alegría ni vida abundante.