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No importa quién seas, cuán calificada o exitosa seas o no, si eres una mujer que teme al Señor, serás alabada. Ese era el corazón de esta extraordinaria mujer: ella temía al Señor, y nosotras también podemos hacer eso.

Si verdaderamente tememos al Señor, tendremos miedo de traer deshonra a su nombre. Otro temor sagrado es

  • Causar cualquier tipo de desacuerdo o desunión en el cuerpo de Cristo

Pablo escribió a los romanos: ” Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos” (Rom. 12:18). Y Jesús nos dijo que nos amemos unos a otros como él nos ha amado. “De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros” (Juan 13:35).

¿Tienes miedo de causar malos sentimientos entre tus amigos y hermanos en la fe? Ese es un temor piadoso, y necesitamos cultivar ese tipo de temor. Ese chismorreo suelto que toleramos en nuestra vida, esas palabras groseras que nos decimos unos a otros, ese espíritu competitivo y malicia que es evidente en la forma en que nos tratamos, esas son cosas que debemos temer mucho.

Si tienes malos sentimientos en este momento hacia alguien, ¿comenzarías a orar por eso y le preguntarías a Dios qué quiere que hagas al respecto? Él puede querer que vayas a esa persona y le pidas perdón y restablezcas tu comunión. Si es así, por favor no lo pospongas. Cuanto más esperes, más pesada será la carga. Hasta que no arregles las cosas entre tú y los demás, nunca serás la mujer piadosa que quieres ser.

¿Es tu temor a la gente más fuerte que tu temor al Señor? Si realmente temes al Señor, será más importante para ti tener las relaciones correctamente, que salvar las apariencias con tus amigos o familiares. Tal vez estés temiendo el rechazo de los demás, y eso te impide restaurar el compañerismo con ellos. Pero pídele a Dios que te dé un temor santo, el temor del Señor, que será más fuerte que tu temor a la gente, para que puedas hacer lo que Él quiere que hagas.

“El encanto es engañoso, y la belleza no perdura, pero la mujer que teme al Señor será sumamente alabada.” Sigue repitiendo este versículo una y otra vez y pídele a Dios que te haga una mujer temerosa del Señor.