Play

Presentado por Lisa Bishop

Esta semana hemos estado explorando la importancia de la bondad y hoy quiero lanzar un desafío de bondad.

Antes de hacerlo, echemos un vistazo a lo que Tito 3:4-5 nos dice acerca de la bondad:

Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia. Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo.

Quiero echar un vistazo a esos versículos porque señalan algo muy importante en lo que respecta a la bondad que Dios nos da a ti y a mí. La bondad y el amor que Jesús demuestra hacia nosotros no es algo que merezcamos. Su bondad no se basa en nuestro mérito sino en su misericordia. En otras palabras, tú y yo no nos ganamos la bondad de Dios, fue dada gratuitamente, no basada en condiciones. 

¿Con qué frecuencia le brindas amabilidad a alguien solo si “lo merece”? Cuando un compañero de trabajo es desagradable o una persona molesta, en nuestra carne no nos inclinamos hacia la bondad. Nuestra tendencia es la evitación, la irritación o la frialdad. Alguna forma de retener la paciencia y la gentileza. Sé que esa puede ser mi tendencia cuando alguien no actúa como creo que debería hacerlo. Pero Jesús demuestra un camino más elevado, y ama y extiende bondad sin ataduras. La bondad de Jesús no se basa en tu comportamiento, se basa en su favor hacia ti, el corazón generoso y caritativo de Dios. Y tú y yo debemos reflejar su generosidad hacia los demás. 

Así que aquí tienes algunas ideas que te ayudarán a empezar a ejercitar tus músculos de la bondad.

  • Escribe palabras de aliento a un compañero de trabajo o amigo.
  • Cuando alguien tenga una opinión contraria, escúchala con respeto.
  • Compra el almuerzo de un compañero de trabajo y, si trabajas de forma remota, solicita que le entreguen su comida favorita.
  • Envía una nota de agradecimiento a alguien que haya tenido un impacto en tu vida.
  • Cállate cuando alguien te frustre y, en lugar de reaccionar con dureza, sé paciente y cariñoso.
  • Deja que ese auto se meta frente a ti (lo sé. Esto requerirá más amabilidad).

Considera practicar la bondad intencionalmente todos los días durante los próximos 30 días. La bondad no es poca cosa. Cuando se practica, da frutos tanto en tu vida como en la de quienes te rodean.