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Pensé que sería bueno compartir una situación que enfrenta otra oyente, ya que imagino que hay muchos de ustedes que tienen preguntas similares.

La empresa de esta oyente está muy orientada a la producción y tienen pautas estrictas sobre trabajar rápido, atender muchas llamadas, manejar las preguntas rápidamente y colgar el teléfono para atender más llamadas. La cantidad y la duración de las llamadas se controlan y se informan, y se aplica mucha presión para trabajar muy rápido.

Ella sintió que al hacer esto, se vio obligada a tratar a las personas que llamaban de manera algo brusca, sin ayudarlos realmente como debería, y esto fue bastante frustrante para ella. Pero a su jefe no le impresionó su deseo de responder cada llamada de manera completa y exhaustiva; su único interés parecía ser la productividad.

Creo que hay muchas situaciones en las que sentimos que algo no se está gestionando de la manera más orientada al cliente y nos gustaría hacerlo mejor, pero las pautas se interponen en nuestro camino. ¿Cuál debería ser la respuesta de un cristiano? ¿Hacer las cosas como pensamos que se deben hacer o seguir instrucciones?

Creo que, siempre que las instrucciones que se nos den no sean deshonestas o ilegales, nuestra responsabilidad es obedecer a las autoridades. Después de todo, la gerencia tiene el derecho de dirigir la empresa como le plazca, incluso si deciden dirigirla en secreto. Desafortunadamente, muchas empresas operan sin una verdadera orientación al cliente.

Creo firmemente que cada organización refleja las actitudes y la filosofía de la persona que está en la cima. Y si la persona que está en la cima de su empresa elige la productividad por sobre la calidad, así será. Obviamente, no solo es sintomático de una falta de cuidado y preocupación humana, sino que también carece de buen sentido comercial. Al final, la mala calidad y el servicio al cliente inadecuado arruinarán un negocio.

Como cristianos en el mundo laboral, debemos intentar tratar a todas las personas, incluidos los clientes, con cuidado. Tu cliente no solo es la persona que paga tu salario, sino que también es gente creada y amada por Dios, individuos que son importantes. Y por esas razones, es imperativo hacer lo mejor que puedas para darles un buen servicio. Cuando eso entre en conflicto con la política de la empresa, debes buscar oportunidades para intentar cambiar el sistema, si es posible. Pero reconozco que no siempre es tan fácil de hacer.

Nadie dijo que sería fácil, pero vivir para Jesús en el mercado laboral nos brinda oportunidades increíbles de mostrarle al mundo su amor y cuidado. Así que no te desanimes; sigue orando para recibir guía y Dios te dará fuerza.