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La humildad y el éxito no son exclusivos. De hecho, la humildad puede acelerar nuestra curva de aprendizaje y mejorar nuestras habilidades interpersonales y contribuir a nuestro éxito en cualquier área de nuestras vidas. Pero, ¿cómo adquirimos la verdadera humildad?

Hemos hablado de cómo la verdadera humildad puede ser una gran ventaja para nosotros en el mundo de los negocios, porque nos hace ser más dóciles y más respetuosos con los demás. Pero la pregunta que siempre hago es “¿Cómo adquiero la verdadera humildad?” A veces me parece muy esquivo.

Bueno, en 1 Pedro 5 se nos dice que nos humillemos. ¿Cuáles son algunas cosas específicas que podemos hacer para humillarnos?

Primero, podemos aprender a ser mejores oyentes y realmente preocuparnos por lo que otras personas tienen que decir. Santiago dice que seamos rápidos para escuchar y lentos para hablar, y que seguramente sería una buena manera de aprender a ser humildes.

Segundo, podemos hacer una lista de las áreas de nuestra vida que necesitan algo de trabajo y pedirle a Dios que nos ayude a hacer los cambios necesarios. Siempre necesito ser más paciente, y puedo aprender a ser humilde si me concentro continuamente en tener paciencia.

Una tercera forma de humillarte es no hablar de ti todo el tiempo, incluso cuando tienes la oportunidad. Cuando hablamos mucho de nosotros mismos, fácilmente nos jactamos y tratamos de quedar bien.

Cuarto, podemos humillarnos pidiéndoles a otros que nos den cualquier aporte que nos ayude a mejorar. ¿Alguna vez has hecho eso con tu jefe o un compañero de trabajo? Es posible que puedan ofrecer algunas sugerencias sobre tu desempeño que podrían ser muy útiles. Se necesita un poco de coraje, pero seguramente es una forma de humillarte a ti mismo.

Jesús dijo que el que se humilla es el mayor en el reino de los cielos, y se describió a sí mismo como manso y humilde de corazón. Por lo tanto, es una gran ganancia para nosotros aprender a humillarnos. El resultado más importante es que hace que nuestra vida sea más agradable a nuestro Señor. El beneficio adicional es que mejora nuestra oportunidad de éxito en cualquier cosa que emprendamos.

Te desafío, por tanto, a que decidas humillarte y descubras que la humildad y el éxito son atributos muy compatibles.