Play

¿Recuerdas la famosa cita de Charlie Brown? “Amo a la humanidad; es gente a la que no soporto”. Bueno, a veces la vida parece así, ¿verdad? Como cristianos, debemos amar al mundo y hacemos cosas para ayudar a la humanidad en todo el mundo. Pero, ¿qué pasa con las personas, los individuos, con los que tienes que trabajar todos los días? Pueden ser mucho más difíciles de amar.

Eso se debe a que todos tenemos hábitos molestos que pueden empezar a irritar los nervios de las personas, y hemos estado analizando algunos de los malos hábitos molestos de los compañeros de trabajo esta semana. Por ejemplo, supón que trabajas con alguien que siempre está en modo de crisis y con frecuencia te pide que “le hagas un favor” y lo rescates. Pero la razón por la que están en modo de crisis con tanta frecuencia es porque postergan y posponen todo hasta el momento crítico. ¿Se supone que debes continuar haciendo un esfuerzo adicional y “hacerles un favor”, como te piden?

En Mateo 5, Jesús nos exhorta a poner la otra mejilla e ir más allá. No hay duda de que se supone que los cristianos deben hacer más de lo que tienen que hacer. Entonces, en ocasiones, cuando tu compañero necesite un par de manos adicionales para hacer un trabajo, debes estar dispuesto a hacerlo. Pero no creo que Jesús tuviera la intención de que hiciéramos un esfuerzo adicional uno tras otro. Eso nos llevaría a convertirnos en alcahuetas, haciendo posible que otros eludan sus propias responsabilidades, y eso no es correcto ni para nosotros ni para la otra persona.

Así que, con ese compañero de trabajo en modo de crisis, podrías decir: “Te ayudaré esta vez, pero en el futuro, puedes evitar esta crisis de último minuto . . .” y luego explica cómo se puede evitar, dejando en claro que no estarás disponible para ayudar con cada crisis que tengan. Una vez más, estas palabras deben pronunciarse con amor, desde una actitud de ayuda, no de molestia.

Ya sabes, muy a menudo es la forma en que dices las cosas lo que marca la diferencia, y podrías ayudar a esta persona a romper con el mal hábito de procrastinar combinando la voluntad de ayudar con un pequeño consejo suave. Quién sabe; incluso podrían escuchar y aprender.

Recuerda, nadie está en tu vida por accidente, ni siquiera el molesto compañero de trabajo. ¡Y estamos llamados no solo a amar a la humanidad, sino a amar al individuo que puede ser molesto!