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¿Trabajas con alguien que parece que nunca llega a tiempo al trabajo? Alguien que habitualmente llega tarde no está cometiendo una gran falta. Esto es simplemente un mal hábito molesto. Pero, de eso es de lo que estamos hablando esta semana, de los malos hábitos molestos de los compañeros de trabajo y de cómo debemos responder a ellos.

Encuentro que muchos de los que son culpables de llegar tarde habitualmente quieren justificarlo diciendo que trabajan hasta tarde para compensarlo, o que tienen un trayecto muy largo para llegar, y eso puede ser cierto. Pero los hechos son que, si tu empresa tiene una hora de inicio determinada, todos deben llegar a tiempo de manera constante. ¿Por qué? Porque es lo correcto.

Este es un problema de gestión. Si es importante que las personas lleguen a tiempo, la gerencia debe establecer las prioridades, comunicarlas claramente y responsabilizar a las personas. Tendría que haber algún tipo de consecuencia negativa para la persona que no cambiará ese hábito molesto.

Sin embargo, si no eres el jefe de esta persona, no hay mucho que puedas hacer con respecto a este hábito molesto. Una cosa que no querrás hacer es hacer comentarios sarcásticos al respecto o comunicar tu molestia con lenguaje corporal o palabras duras. Desafortunadamente, eso sucede con demasiada frecuencia, cuando las personas no enfrentan el problema real y, en cambio, muestran su descontento de otras maneras ineficaces y desagradables.

Si la tardanza habitual de un compañero de trabajo tiene un impacto negativo directo en tu capacidad para hacer tu trabajo, eso podría ser una indicación de que debes abordarlo. Primero, intenta explicar amablemente al compañero de trabajo la necesidad que tienes de que llegue a tiempo y mira si eso podría funcionar. Pero recuerda, a menos que seas el jefe, no tienes la autoridad para exigirle nada a esa persona.

¿No es interesante cómo algo tan pequeño como este hábito molesto puede convertirse tan fácilmente en un problema real entre dos personas y eventualmente conducir a otros problemas más importantes? Eso es porque nos detenemos en estas pequeñas cosas, permitimos que ocupen demasiado tiempo de pensamiento y desarrollamos una actitud con bastante rapidez.

Si no puedes cambiar o abordar este hábito molesto de un compañero de trabajo, entonces es hora de dejarlo ir. Colosenses 3:13 nos dice: “Sean comprensivos con las faltas de los demás y perdonen a todo el que los ofenda. Recuerden que el Señor los perdonó a ustedes, así que ustedes deben perdonar a otros”. Solo déjalo ir, ¡no te matará!