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La mayoría de nosotros consideraríamos un sueño hecho realidad si cada vez que nos enfrentáramos a una decisión difícil, una mano del cielo viniera a escribir en nuestra mente, señalándonos la opción correcta. Pero, francamente, eso no funcionaría muy bien si lo pensamos. Si Dios nos diera una decisión que no nos gustara, entonces tendríamos que preguntarnos si elegiríamos seguirla.
La primera pregunta que tengo que hacerte es esta: si Dios descendiera de forma milagrosa y te diera instrucciones claras cuando te enfrentas a una decisión difícil, ¿estarías dispuesto/a a hacer lo que te dice de inmediato y sin reservas? ¿Has llegado finalmente a comprender que los caminos de Dios son mejores que los tuyos, que sus pensamientos están por encima de los tuyos, que él tiene buenos planes para ti y que sus instrucciones son lo mejor para ti?
Hasta que realmente desees por encima de todo conocer y hacer la voluntad de Dios, hasta que desees apasionadamente agradar a Dios en todos tus caminos, Dios podría escribir en tu mente y no serías feliz si no fuera exactamente lo que deseas. Muchas veces, solo queremos que Dios bendiga nuestras decisiones, no que nos redirija.
Lo sé por experiencia propia. Durante diez largos años dije que quería la voluntad de Dios para mi vida, pero la verdad era que solo la quería, si su plan era el mío. Por lo tanto, muchas veces tomé decisiones muy malas porque estaba convencida de que mi camino era el mejor. El primer y más importante problema que enfrentamos, como seguidores de Cristo, cuando se trata de las decisiones difíciles de nuestras vidas, es determinar de antemano si realmente queremos saber qué quiere Dios que hagamos y si estamos totalmente comprometidos a seguir su guía.
Te aseguro que Dios nunca juega al escondite con quienes buscan su guía. No intenta dificultarles saber qué hacer en situaciones confusas y difíciles. ¡Él quiere que conozcas su voluntad más de lo que tu deseas conocerla! Examina tu corazón y asegúrate de que realmente deseas la guía celestial. Ese es el punto de partida. Cuando sigues la verdad bíblica, no puedes equivocarte. Tener fe para confiar en la sabiduría de Dios es la clave para tomar las decisiones correctas.
Quizás quieras tener una guía clara, pero la buena noticia es que tienes algo mucho mejor para guiarte: la Palabra inspirada de Dios, la Biblia. Romanos 15:4 dice que todo lo que se escribió en el pasado se escribió para nuestra enseñanza, a fin de que, mediante la perseverancia y el consuelo de las Escrituras, tengamos esperanza.
Hay esperanza para ti cuando te enfrentes a una decisión difícil, y está a tu alcance, en la palabra escrita de Dios. Y además de tener nuestras Biblias, tenemos a nuestro propio maestro personal, el Espíritu Santo. Jesús les dijo a sus discípulos cuando los dejó que Dios Padre enviaría su Espíritu para guiarlos.
Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho (Juan 14:26).
Los preceptos del Señor son rectos: traen alegría al corazón. El mandamiento del Señor es claro: da luz a los ojos. (Salmo 19:8).
Es una experiencia maravillosa y especial acudir a la Palabra de Dios y buscar su guía. Esa palabra se vuelve personal y especial para ti, como si hubiera sido escrita solamente para ti, para cualquier situación que estés enfrentando. Es un momento de revelación al darte cuenta de que Dios ha tomado su Palabra y te ha hablado personalmente a través de ella.
Quiero señalar cuatro pasajes bíblicos específicos que nos indican cómo abordar una decisión difícil. Hay muchos otros, pero estos te ayudarán a comenzar por el camino correcto. Y este es el primer versículo que debemos tener en cuenta:
Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie (Santiago 1:5).
Así es como empiezas cada vez que enfrentas una decisión difícil. Le pides a Dios que te dé sabiduría. Permíteme preguntarte: ¿Oras a menudo pidiendo sabiduría? ¿Por qué no aprovechar esta maravillosa provisión que Dios nos ofrece: sabiduría generosa? Eso es lo que necesitas cuando intentas tomar una buena decisión, ¿verdad? Necesitas sabiduría. La sabiduría te ha sido prometida. Simplemente confía en la palabra de Dios y ora por sabiduría.
Llevo años orando este versículo, reconociendo la desesperada necesidad de sabiduría que tengo. Tiendo a tomar decisiones rápidas, y a veces no son las mejores porque no he buscado la sabiduría de Dios. Puedes ahorrarte mucho dolor y arrepentimiento orando por sabiduría con regularidad para estar preparado para afrontar cualquier decisión difícil que se presente.
Recuerdo que, poco después de empezar a orar seriamente por sabiduría, me enfrenté a una decisión difícil con poca antelación y tuve que reaccionar con bastante rapidez. Tomé una decisión que resultó ser la correcta: una muy buena decisión que trajo buenos resultados. Después, me di cuenta de que Dios acababa de responder a mi oración. Recibí sabiduría para tomar una buena decisión, y supe que provenía de Dios. No fue mi reacción instintiva habitual, sino que fue una decisión sabia y buena.
Dios dice que nos dará sabiduría y, cuando oramos por ella, responde a nuestra oración. Es así de simple, pero muchas veces no creemos en la palabra de Dios y tratamos de hacerlo con nuestra propia sabiduría, lo cual puede ser bastante arriesgado.
Guarda silencio ante el Señor y espera en él con paciencia; no te enojes ante el éxito de otros, de los que maquinan planes malvados (Salmo 37:7).
A veces, cuando nos vemos presionados a tomar decisiones difíciles, existe la tentación de ser apresurados y presuntuosos en lugar de esperar en Dios. Sin duda, esa ha sido mi manera de actuar con demasiada frecuencia. Guardar silencio ante Dios significa que tendremos períodos en los que parecerá que nada sucede. Este puede ser el momento más difícil para nosotros: esperar la guía de Dios. A veces es cuestión de tiempo; queremos actuar ahora, pero Dios sabe que es mejor esperar. Puede que pienses que no está sucediendo nada, pero Dios está trabajando entre bastidores para ti. Ora por sabiduría y luego guarda silencio y espera el tiempo del Señor. Recuerda que esperar en el Señor significa precisamente eso: pasar tiempo en su presencia, en su Palabra, en oración y encontrando fuerza y valor gracias a haber pasado tiempo con Dios. No te saltes este paso. Es importante cuando enfrentas decisiones difíciles.
Escucha el consejo, acepta la corrección y llegarás a ser sabio. (Proverbios 19:20).
Si empiezas a pedir consejo a todo el mundo, es probable que recibas todo tipo de orientación errónea. Pero las Escrituras nos enseñan a buscar ayuda cuando enfrentamos decisiones difíciles. Sin embargo, es importante aislar las voces y escuchar a quienes caminan cerca de Dios.
El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado. (Proverbios 13:20).
Otro proverbio nos dice que hagamos planes buscando consejo; si haces la guerra, busca guía (Proverbios 20:18). Nuevamente, necesitas buscar el consejo de las personas adecuadas: personas piadosas con una trayectoria de caminar con Dios y que se apoyan firmemente en la verdad de Dios al ofrecer consejo o ayuda.
Confía en el Señor de todo corazón y no te apoyes en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos y él enderezará tus sendas (Proverbios 3:5-6).
Haz tu tarea, tu debida diligencia, como decimos. Busca la sabiduría de Dios y el consejo de personas de confianza. Pero al final, confía en el Señor y no te apoyes en tu propia prudencia. La sabiduría de Dios a menudo es muy diferente a la nuestra porque él lo sabe todo; ve el final desde el principio.
Asegúrate de someter todos tus caminos al Señor. Eso simplemente significa vivir en obediencia a los principios de las Escrituras; no hay ningún área conocida de pecado voluntario o desobediencia en tu vida; ninguna rebelión. Esto es importante cuando buscamos la sabiduría y la guía de Dios. Él ha prometido enderezar tu camino: mostrarte el camino correcto y guiarte adonde debes ir. Pero la condición para esa promesa es que le sometas a él todos tus caminos.
Las decisiones difíciles de la vida son puntos de prueba. ¿De verdad confías en Dios o no? ¿Estás abierto a su camino, que puede estar fuera de tu zona de confort? Cuando dejamos de lado nuestra voluntad y nos abrimos a la de Dios, le damos paso a Dios para que obre un milagro.
Si te enfrentas a una decisión difícil ahora mismo, pronto la tendrás. Establecer algunas disciplinas para guiar tu proceso de toma de decisiones con anticipación es sabio. Las consecuencias de nuestras decisiones difíciles a menudo cambian la vida, por lo que es importante que tú y yo estemos preparados para enfrentarlas con la guía bíblica.
Te animo a usar las Escrituras que te he dado hoy, así como muchas otras que encontrarás por tu cuenta, para ayudarte a eliminar el miedo y la preocupación de esas decisiones difíciles. Al reconocer al Señor en todos tus caminos, él dirigirá tu camino, y será para tu bien.
