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¡Gracias a Dios que es lunes! Estoy segura de que ya lo has dicho hoy, ¿verdad? ¿No? ¿Eres más propenso a decir: “¡Gracias a Dios que es viernes!”?

A menudo, vemos el trabajo como un deber necesario, arduo y difícil, a menudo desagradable, con frecuencia aburrido, pero esencial. Por lo general, los lunes por la mañana, cuando nos enfrentamos a una nueva semana laboral, es más probable que pensemos: “Me alegraré cuando llegue el fin de semana y no tenga que ir a trabajar”.

Ya sabes, Dios es el creador del trabajo, y el trabajo era parte de su maravilloso plan para la gente.

El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo trabajara y lo cuidara (Génesis 2:15).

A Adán se le dio un trabajo como agricultor, y no era un trabajo secular; era un encargo sagrado de Dios. El trabajo es el plan perfecto de Dios para la gente. Dios lo quiso para que trajera propósito y satisfacción a nuestras vidas.

¿Cómo llegamos a la actitud de “Gracias a Dios que es viernes”? Bueno, una vez que el pecado entró en escena a través de la desobediencia de Adán y Eva, todo lo bueno que Dios creó fue corrompido, incluido el trabajo. El pecado hizo que el trabajo fuera maldecido. Encontrarás esa maldición en Génesis 3, donde Dios le dijo a Adán:

Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida, espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan,

hasta que vuelvas a la tierra… (Génesis 3:17-19).

Paráfrasis: Tendrás que trabajar, como lo has estado haciendo, pero ahora estará lleno de dificultades. Te ganarás la vida, pero los espinos y los cardos lo harán desagradable, y a veces será dolorosamente laborioso.

Tal vez esto suene como una descripción de lo que enfrentas al comenzar tu trabajo hoy, ya sea en tu lugar de trabajo o en tu hogar. Pero debido a que nosotros, como creyentes, hemos sido liberados de la maldición, también podemos ser liberados de esta actitud maldita por el pecado hacia el trabajo. Esta semana voy a tratar de darte una visión general de la actitud redimida hacia el trabajo que deberíamos tener, y podemos tener, como creyentes.