Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 2:43 — 6.2MB)
Fran se ha encontrado con una vecina que necesita una amiga, y aunque Fran había planeado una noche tranquila para ella, ante la insistencia de Jesús, llama a Sue.
“Hola, Sue, soy Fran. Oye, no tengo nada que hacer esta noche. ¿Por qué no vienes en un ratito? Los niños se acuestan sobre las 8:30 o las 9:00. Tendremos un rato para hablar. Tengo buen oído, Sue, y estoy dispuesta a escucharte”, la invita Fran. “Sí, claro que si; nos vemos luego”.
Al colgar el teléfono, sonríe. “Sabes, Señor, en realidad no planeaba hacer eso, pero cuando empecé a pensar en Sue y en cómo me sentiría si estuviera en su lugar, bueno…” La voz de Fran se apaga.
“Sí, Fran, acabas de ponerte compasiva. Has orado para que te ayude a ser compasiva, así que acabo de responder a esa oración”, le dice Jesús. “Cuando te importa alguien, cuando sientes compasión por esa persona, no es tan difícil servirle, ¿verdad?”.
“Oh, no lo consideré como una sierva; solo quería ayudarla. Espero poder”, responde Fran.
“La verdadera servidumbre”, él dice, “es cuando eres una sierva y ni siquiera te das cuenta. Y eso pasó, Fran, en cuanto dejaste de pensar en lo incómodo que era y en que tenías derecho a tener una noche para ti sola, y en cambio pensaste en Sue”.
“Ya entiendo, Señor”, responde Fran. “Sigue dándome compasión, sigue poniéndome en el lugar del otro, y día a día responderás a mi oración y me harás más como tú: compasiva. Es realmente asombroso ver cómo puedes cambiarme”, dice Fran.
Ayuda a los niños con sus tareas, y mientras se preparan para dormir, Sue llama a la puerta. Resulta que Fran se queda muy tarde en la noche, mientras Sue habla durante varias horas y desahoga el dolor y la pena de su relación rota.
Fran se acuesta alrededor de la medianoche, exhausta, orando por Sue mientras se duerme.