Play

Saber cómo dar testimonio a los demás suele ser una pregunta desconcertante para muchos. Nuestra amiga Fran se enfrenta a ese problema. Esta historia continua de Fran y Jesús se cuenta como si Jesús estuviera con ella todo el día;  ella le habla a él y él a ella. Claro que Jesús está con nosotros todo el tiempo, pero a veces lo olvidamos. Ojalá estos episodios de Fran y Jesús nos ayuden a recordar que debemos practicar la presencia de Jesús todos los días en todas partes.

Fran vuelve a casa del trabajo con prisa. “Parece que siempre tengo que parar en la tienda a comprar algo”, piensa Fran. “Sabes, Señor, si no tuviera que comprar comida, sería rica”, reflexiona. “Pero con un niño de nueve años que está creciendo, parece que nunca tiene suficiente. Te agradezco que nos hayas dicho que no nos preocupáramos por lo que comemos o vestimos, porque sabes que tenemos necesidad de estas cosas”, le dice Fran a Jesús. La reconforta la promesa de que Jesús nunca la dejará ni la abandonará, y que de hecho ha prometido suplir todas sus necesidades conforme a sus riquezas en gloria.

Entra en el estacionamiento del supermercado y entra corriendo, recorriendo los pasillos casi corriendo, buscando lo que necesita. En medio de la prisa, oye una voz: “¡Hola, Fran!”. Se gira y ve a su vecina.

“Sue, hola. ¿Cómo estás? ¡Madre mía, hace varias semanas que no te veo! Me alegra verte”, dice Fran amablemente.

“Sí, he estado pensando en llamar y pasar a hablar, pero… bueno, sé lo ocupada que estás con los niños y todo eso”, dice Sue.

“¿Qué tal tu trabajo, Sue? ¿Conseguiste ese nuevo trabajo que tanto deseabas?”, pregunta Fran.

“No, decidí ni siquiera solicitarlo, Fran”, responde Sue. “Estoy segura de que no tenía oportunidad, y además…” Su voz se apaga y Fran nota que algo anda mal.

“¿Qué pasa, Sue? Pareces un poco triste”, la anima Fran a hablar.

Sue mira a su alrededor, incómoda hablando en medio de la tienda. “Bueno, Ed se mudó hace un par de semanas, y bueno, supongo que he estado un poco triste”.

“Ah, ya veo”, responde Fran. “Estoy, bueno, estoy…” ¿Qué puedo decir, Señor?, le pregunta Fran a Jesús. No lamento que Ed se haya mudado; de todas formas, no deberían haber estado viviendo juntos.

Solo muéstrale algo de amor, Fran, responde Jesús. Puedes mostrar amor a las personas incluso si no apruebas lo que hacen.

Fran continúa con Sue: “Estoy segura de que esto te ha dolido mucho, Sue. Lo siento. No lo sabía”.

“Bueno, quizás podría hablar contigo cuando tengas tiempo. Sé lo ocupada que estás…” Sue mira a Fran con ojos esperanzados.

“Claro, nos vemos pronto, te lo prometo”, responde Fran, y con eso, cada una se dirige a la caja.