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¿Es tu fe como la de un niño o es una fe infantil? Jesús llamó un día a un niño y luego dijo a sus discípulos: “Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el reino de los cielos.” (Mateo 18:3). Pero el Apóstol Pablo escribió: “Cuando yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como niño; pero cuando crecí, dejé atrás las cosas de niño” (1 Corintios 13:11).

Al leer el libro de Philip Yancey, Reaching for the Invisible God (Alcanzando al Dios Invisible), me impactaron sus pensamientos sobre la fe como la de un niño versus la fe infantil. Él escribe: “De alguna manera debemos aprender a distinguir entre el comportamiento apropiado de un niño, un requisito previo para el reino de los cielos, y el comportamiento infantil inapropiado, una señal de retraso en el crecimiento” (página 214).

David nos da una idea de esto en el Salmo 131. Él dice: “No me intereso en cuestiones demasiado grandes o impresionantes que no puedo asimilar. En cambio, me he calmado y aquietado, como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre. Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.” (Salmo 131:1b-2).

Y así, una fe como la de un niño es aquella que no complica las cosas. Una fe que toma a Dios al pie de la letra, incluso cuando no logra comprenderla. Una fe como la de un niño se despreocupa de todos los detalles que son responsabilidad de Dios y descansa en la seguridad de que el Padre Celestial ha prometido suplir todas nuestras necesidades.

Para aquellos de nosotros que hemos criado hijos, podemos distinguir fácilmente el comportamiento de niño al comportamiento infantil. Cuando nuestros hijos están haciendo cosas de niños, los encontramos simpáticos, adorables. Esas son las cosas que ponemos en el álbum del bebé y les contamos a la abuela y al abuelo. El comportamiento de niño es una parte hermosa del proceso de maduración.

El comportamiento infantil, por otro lado, no es tan atractivo. Esos son los rasgos y características que diligentemente tratamos de eliminar a través de la enseñanza y la corrección.

Queremos desarrollar una fe como la de un niño y eliminar una fe infantil. Nuestro Señor está buscando personas adultas con la fe de un niño. ¿Eso te describe?