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¿Te da miedo testificar en el trabajo? Muchos cristianos van de incógnito porque tienen la idea de que testificar significa llevar grandes Biblias al trabajo todos los días, agarrar a la gente por el cuello de la camisa, arrinconarlos en el comedor y meterles las cuatro leyes espirituales por la garganta.
Esa no es la forma en que Jesús testificó y ciertamente tampoco es una forma efectiva para nosotros. Permíteme sugerir tres cosas que todos podemos hacer en nuestro trabajo como testigos de Jesucristo:
Primero, sé alegre. Estoy segura de que no tengo que decirte que la mayoría de las personas con las que trabajas no conocen mucha alegría en sus vidas. La vida es una lucha para ellos. Escuchas muchas quejas y las actitudes negativas están en todas partes. Si entras en esa escena con verdadero gozo en tu vida, es el testimonio más poderoso que puedes tener.
Una segunda forma en la que todos podemos ser testigos, sin importar en qué tipo de situación nos encontremos, es hacer un trabajo de calidad. La Biblia nos dice que hagamos lo que nuestras manos han encontrado para hacer, con todo nuestro corazón. Se nos recuerda que seremos responsables ante el Señor por el trabajo que hacemos para nuestro empleador. Tenemos un jefe mucho más alto a quien reportar que nuestros compañeros de trabajo que no son creyentes. Por lo tanto, el trabajo de calidad, el esfuerzo extra, debe ser una marca registrada de un cristiano en el mundo laboral.
Y la tercera cosa que todos podemos hacer es orar. ¿Oras fervientemente por las personas con las que tratas en tu trabajo: compañeros de trabajo, gerentes, clientes? Se especifico y ora por ellos como individuos, llamándolos por su nombre. Pídele a Dios que intervenga en las relaciones problemáticas de tu lugar de trabajo. Ora por los que tienen autoridad, para que hagan su trabajo con integridad y eficiencia.
Necesitamos desarrollar relaciones con las personas en nuestros trabajos tanto como sea posible. Alguien me preguntó hasta dónde deberíamos llegar en la socialización con nuestros compañeros de trabajo. Mi respuesta fue “Hasta donde puedas sin comprometer tus creencias y principios”. Jesús socializó con las personas más pecadoras de su época. Al establecer relaciones y demostrar que te preocupas por ellos como individuos, te ganarás el derecho a ser escuchado. Y algún día tendrás la oportunidad de compartir de una manera más directa.
1 Pedro 3:15 nos dice que estemos siempre listos para responder a todo el que nos pida razón de la esperanza que hay en nosotros, con mansedumbre y reverencia. Si tu vida testifica consistentemente de estas tres maneras, no pasará mucho tiempo antes de que tengas la oportunidad de dar cuenta de la esperanza que hay en ti.