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¿Qué es lo que en tu vida es tu mayor tristeza o arrepentimiento? ¿Sabías que incluso esas cosas que Dios ha permitido en tu vida pueden usarse para bien? Me refiero a la Equidad del Reino: lo que Dios invierte en nosotros y cómo quiere obtener retorno de sus inversiones.

Por favor, comprende que no estoy diciendo que Dios sea el autor de todas estas cosas difíciles; Dios nunca tolera el pecado o el mal y nunca proviene de Dios. Pero nuestro Dios es tan grande que nunca desperdicia nada en nuestras vidas, ni siquiera nuestras penas, ni nuestros pecados, ni los abusos que hemos sufrido, ni nuestros fracasos.

Somos muy propensos a decir: “Dios es bueno” cuando nos ha sucedido algo favorable. Un amigo acaba de conseguir trabajo después de unos meses de desempleo. Decimos: “Dios es bueno”. Un bebé nace sin ningún problema; decimos: “Dios es bueno”. Un viaje se recorre sin accidentes; decimos: “Dios es bueno”. Recibimos dinero de nuestro impuesto sobre la renta y declaramos: “Dios es bueno”. Recibimos un informe del médico y el bulto es benigno y gritamos: “Dios es bueno”.

¿Son esos signos de la bondad de Dios? Absolutamente. Pero ¿qué pasa con los tiempos difíciles, las decepciones y las malas noticias? ¿Somos tan rápidos en afirmar que Dios es bueno, todo el tiempo? Cuando la esposa de Job le sugirió que maldijera a Dios y muriera, él dijo: “Estás hablando como una mujer necia. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no los problemas? (Job 2:10)

Cualquier cosa que te haya sucedido, te esté sucediendo o te sucederá puede convertirse en instrumentos que Dios puede usar en tu vida. A menudo he contado cómo me alejé durante diez años de Dios y de su plan para mi vida. Eso no era lo que Dios quería para mí; fueron mis propias decisiones pecaminosas. Pero puedo decirles que puedo ayudar y animar mejor a otros porque sé lo que es vivir con las consecuencias de mis decisiones pecaminosas. Eso significa que tengo comprensión y empatía por los demás que probablemente no habría tenido sin esos diez años de desobediencia.

Dios no desperdicia nada en nuestras vidas. Él usa todo lo que nos ha sucedido como un medio para mostrar su gloria. Toda esa basura, las cosas que habrías eliminado de la historia de tu vida si las hubieras escrito, todas ellas pueden convertirse en instrumentos de la gracia de Dios para los demás.