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Presentado por Lauren Stibgen

Sabemos que el descanso es una parte importante de nuestro bienestar y equilibrio. El descanso es un mandato; es sagrado y mejora casi todo lo que a Dios le importa para ti, desde tu salud física y mental hasta tus relaciones. Entonces, ¿cómo encuentras descanso en el sueño?

Una rápida búsqueda en Google define el sueño como “una condición del cuerpo y la mente que generalmente se repite durante varias horas cada noche, en la que los ojos están cerrados, los músculos están relajados y la actividad del cerebro se altera”.

El sueño es algo para lo que Dios creó nuestros cuerpos humanos y, si bien sabemos que Dios descansó el séptimo día, también sabemos que Dios está presente, es omnisciente y es todopoderoso. Uno podría decir que Dios siempre está trabajando, y siempre está trabajando para que podamos depender de él, incluso para dormir.

Jesús fue el máximo ejemplo de lo importante que es dormir y depender de Dios de todo corazón.

En Marcos 4:37-38 podemos imaginarnos esto. Un pequeño barco que se sacude de un lado a otro en las olas con sus pasajeros aferrados a los costados, ¡y allí está Jesús, dormido sobre un cojín!

¿Es esta una imagen de tu vida en este momento? ¿Cuánto se sacude tu barco de un lado a otro y está interrumpiendo el descanso más importante, el sueño? La falta de sueño puede dañar profundamente tu sistema inmunológico, tus emociones, tu capacidad de pensar y hacer un buen trabajo, ¡e incluso puede conducir a un aumento de la depresión y la ansiedad! Si Dios nos creó para buenas obras que preparó de antemano (Efesios 2:10), ¡seguramente diría que también nos creó para dormir! ¡Sin esto no podemos hacer su buena obra!

En vano madrugan ustedes y se acuestan muy tarde para comer un pan de fatigas, porque Dios lo da a sus amados mientras duermen. (Salmo 127:2).

Hay innumerables lecturas que puedes hacer sobre una buena higiene del sueño. Tengo el placer de conocer a una doctora en medicina funcional, la Dra. Stacie Stephenson, que habla sobre la necesidad de preparar tu espacio para dormir de forma regular. Hacer pequeños cambios en tu espacio puede marcar la diferencia para relajarte por la noche. Ella sugiere: un espacio fresco y oscuro. Asegúrate de eliminar la luz azul. También debes tratar de no usar tu teléfono ni ningún medio (como la televisión) una hora antes de acostarte. Tomar un baño tibio o disfrutar de una infusión de hierbas también puede ayudarte a relajarte. No seas demasiado ambicioso con todos estos cambios a la vez. Elige uno o dos pequeños cambios de hábitos que puedas implementar.