Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 3:27 — 7.9MB)
Presentado por Lauren Stibgen
Como mujeres en el trabajo, aún enfrentamos muchos desafíos a pesar de todo el progreso logrado. Más que nunca, las mujeres han sobresalido y ocupado puestos de liderazgo. La equidad salarial ha mejorado, pero ciertamente no es perfecta, y aún existen prejuicios en el ámbito laboral, que se reflejan en cómo las personas responden a las ideas de los hombres en comparación con las de las mujeres. ¿Qué tiene esto que ver con ser embajador? Bueno, si surgen dudas, tu rol como embajador puede sentirse disminuido o difícil. Pero seríamos negligentes si no viéramos un ejemplo asombroso en la Biblia de cómo las mujeres que siguieron a Jesús actuaban de manera contraria a la cultura de su época.
Poco después, Jesús comenzó un recorrido por las ciudades y aldeas cercanas, predicando y anunciando la Buena Noticia acerca del reino de Dios. Llevó consigo a sus doce discípulos, junto con algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y enfermedades. Entre ellas estaban María Magdalena, de quien él había expulsado siete demonios; Juana, la esposa de Chuza, administrador de Herodes; Susana; y muchas otras que contribuían con sus propios recursos al sostén de Jesús y sus discípulos. (Lucas 8:1-3).
De nuevo, vemos que mujeres con vidas pasadas imperfectas seguían a Jesús y proveían para el ministerio.
¿Qué tiene de significativo esto? María Magdalena.
En Juan 20:11-18 encontramos a María en el sepulcro buscando el cuerpo de Jesús. Él se le aparece primero como el Cristo resucitado, y Jesús le dice:
No me retengas, porque todavía no he ido a reunirme con mi Padre. Pero ve y di a mis hermanos que voy a reunirme con el que es mi Padre y Padre de ustedes, mi Dios y Dios de ustedes. Entonces María Magdalena fue y contó a los discípulos que había visto al Señor, y también les contó lo que él le había dicho (Juan 20:17-18).
En Marcos 16:11 aprendemos que cuando oyeron que Jesús estaba vivo y que ella lo había visto, no lo creyeron.
Esto no le impidió servir como embajadora de Jesús en la resurrección. Con valentía, fue a verlos y les proclamó que había resucitado.
Para mí, María es un ejemplo de aliento. Aunque probablemente sabía que no la tomarían en serio, fue e hizo lo que Jesús le mandó.
¿Cómo puedes seguir el mandato de Jesús hoy, incluso si dudas de ti mismo? ¡Sin duda, él te capacitará para toda buena obra!