Podcast (podcast-spanish): Play in new window | Download (Duration: 3:13 — 7.4MB)
Presentado por Lauren Stibgen
¡Sabemos que debemos buscar la renovación de nuestra mente a diario! ¿Cómo podemos enfocarnos en ser embajadores de Jesús? ¿Qué sucede cuando nos dejamos vencer y no logramos ser los mejores representantes de Jesús? Veamos dos ejemplos: uno termina en desesperación y el otro en una hermosa redención y un compromiso aún más profundo con ser embajadores de Jesús.
La tentación acecha en cada rincón de este mundo. Lo fue en tiempos de Jesús y lo es hoy. Ayer vimos un adelanto del corazón de Judas con su reprimenda a María al ungir los pies de Jesús. También sabemos que Judas traicionó a Jesús.
En Mateo 26:14-16 vemos la avaricia que dominaba a Judas.
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes y preguntó: «¿Cuánto me pagarán por traicionar a Jesús?». Y ellos le dieron treinta piezas de plata. A partir de ese momento, Judas comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús. (Mateo 26:14-16).
Al final, tras la muerte de Jesús, sabemos que Judas se afligió e intentó devolver el dinero. Al no poder hacerlo, terminó quitándose la vida. ¡Había traicionado a Jesús!
Pero también vemos la otra cara de la moneda en la historia de la negación de Pedro en Lucas 22:54-62. Jesús no solo predijo que Pedro negaría conocerlo, sino que vemos lo afligido que se siente al darse cuenta. El gallo canta tres veces, Pedro ve al Señor y recuerda, y luego dice que salió y lloró amargamente.
El corazón de Pedro estaba afligido. Se puede considerar que tenía un corazón arrepentido. Cuando Pedro se encuentra con Jesús resucitado en la orilla, vemos que Jesús le pregunta en Juan 21:17: “¿Me amas?”. Lo hace tres veces. Y luego Jesús le ordena: alimenta a mis ovejas.
Tu papel como embajador no será fácil. Las tentaciones vendrán y, a veces, será más fácil negar a Jesús que hablar con valentía de tu fe. Si terminas como Judas (espero que no) o como Pedro, tu arrepentimiento y tu regreso a Jesús son cruciales para tu futura obra en el reino como embajador de Jesús. Jesús ve tu corazón; conoce y siente tu arrepentimiento.