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(Presentado por Lisa Bishop)

¿Alguna vez has experimentado una abrumadora sensación de ansiedad?

La ansiedad ha sido algo que ha levantado su inquietante cabeza en mi vida durante los últimos años. Realmente nunca había experimentado ansiedad y ahora puede venir en oleadas largas. Mirar a la cara una importante decisión que cambiaba la vida, provocaba una ansiedad implacable y noches de insomnio e intranquilidad. Me despertaba sintiéndome sudorosa y pesada y mis ojos no habían estado abiertos más de un segundo.

Cuando la ansiedad intente sacar lo mejor de ti, ve a la Palabra, ora, envía un mensaje de texto o llama a un amigo para hablar sobre las cosas y pedir oración. Al comienzo de la preocupación y la ansiedad, llamé a mi amiga Lisa y le dije que realmente estaba luchando. Ella amablemente creó un espacio seguro para que yo compartiera todos los pensamientos que invadían mi mente. A veces puede ser útil encontrar un amigo confiable que solo escuche. Cuando verbalizamos lo que está causando preocupación e inquietud, a veces puede perder un poco de su poder. Ella escuchó amablemente y dijo: “niña, no tengo la respuesta a tu dilema, pero ¿ya has adorado?”

Con esa pregunta, ella respondió con humildad, amor y verdad. Un tierno recordatorio de que en esos momentos de la vida cuando te sientas abrumado, recurre a la adoración y la gratitud.

En Filipenses el Apóstol Pablo nos instruye, “No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que él ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7 NTV).

¡Lo primero que quiero señalar es el hecho de que Pablo incluso habla de ansiedad! Si lo está abordando, seguramente la gente lo estaba experimentando. A veces creo que podemos sentirnos como si estuviéramos solos y somos los únicos que experimentamos ansiedad. O tal vez sentimos que algo anda mal con nosotros cuando sentimos que se avecinan oleadas de ansiedad. Pero Pablo nos recuerda que habrá momentos en los que nos sintamos ansiosos, y nos señala la verdad y a quién acudir en esos momentos.

Cuando estés ansioso, ora. Dile a Dios lo que necesitas. Su Palabra dice que inclina su oído hacia ti. Agradécele, expresa tu gratitud por quién es él y todo lo que ha hecho en tu vida. Puede sonar trillado, pero es la verdad. Cuando lo hagas, Dios promete que experimentarás paz.