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¿Qué asombraría a Jesucristo? Bueno, hay dos ocasiones en las que se nos dice que Jesús estaba asombrado. Anteriormente vimos cómo Jesús quedó asombrado por la fe del centurión romano que le pidió que sanara a su siervo. Tenía gran fe en Jesús a pesar de que tenía poca enseñanza o conocimiento de nuestro Señor.

En Marcos 6 vemos que Jesús nuevamente quedó asombrado, pero por diferentes razones.

Salió Jesús de allí y fue a su tierra, en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga. —¿De dónde sacó éste tales cosas? —decían maravillados muchos de los que lo escuchaban—. ¿Qué sabiduría es esta que se le ha dado? ¿Cómo se explican estos milagros que vienen de sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María? ¿Acaso no es el hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿No están sus hermanas aquí con nosotros?

Y se escandalizaban a causa de él. Por tanto, Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa.  En efecto, no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos. Y él se quedó asombrado por la falta de fe de ellos. (Marcos 6:1-6).

Sólo piensa en lo que se perdieron porque no creyeron en Jesús. Quería hacerles cosas buenas, pero no pudo por su falta de fe. Marcos escribe que allí no pudo hacer ningún milagro. Su falta de fe hizo imposible que Jesús hiciera milagros en su pueblo.

Me pregunto hoy si Jesús se asombra de mi fe y de la tuya. ¿Le sorprende a él que yo tenga fe en él, independientemente de las circunstancias, de las perspectivas, incluso sin una comprensión completa? ¿Lo asombro con mi fe constante en él y en lo que él puede hacer? O más bien, ¿está asombrado al ver que a pesar de todo lo que sé y de toda la experiencia que he tenido, mi fe todavía es débil y anémica?

¿Y tú? ¿Está Jesús asombrado por tu fe fuerte o por tu falta de fe?

A.W. Tozer dijo: “La verdadera fe se basa en el carácter de Dios y y no pide más pruebas que las perfecciones morales de Aquel que no puede mentir. La fe no es meritoria; es simplemente confianza en la bondad de Dios, y la falta de ella es una reflexión del carácter santo de Dios”.

Tener fe en Dios no es una gran virtud para nosotros. Simplemente dice que tenemos suficiente sentido común para confiar en el Dios del universo.