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Estoy examinando el perdón que Dios nos da: un perdón pleno y completo. A diferencia de la mayoría de los seres humanos, él nunca mantiene nuestros pecados pasados sobre nosotros, recordándonos una y otra vez lo mucho que fallamos. La gente tiende a hacer eso, pero Dios no.

Estoy observando el perdón de Dios: el hecho de que él ya no recuerda nuestros pecados contra nosotros, pero muchas veces simplemente no podemos hacerlo y no los dejaremos ir. ¿Has estado revolcándote en el arrepentimiento de tus pecados pasados? Es cierto que puede que estés viviendo con algunas de las consecuencias, pero no hay razón para que dejes que el pecado confesado cuelgue sobre tu cabeza como una nube oscura.

Cuando eso sucede, no estás disfrutando de tu perdón. Es como si hubieras olvidado que Dios te ha perdonado, o crees que todavía tiene la intención de castigarte por ello, o tal vez simplemente lamentas tanto lo que sucedió que no puedes dejarlo atrás. Dios no es honrado de esa manera, ¿verdad?

Quizás te estés preguntando qué significa disfrutar del perdón. Bueno, considera esto. Sabemos que la salvación es un regalo de Dios. Efesios 2:8–9 dice: “Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo”. Entonces, cuando recibes un regalo, ¿cómo te hace sentir? Es gratis; no tenías que trabajar para conseguirlo, ni pagarlo, ni ganártelo; no podrías hacerlo, aunque lo intentaras. Es un regalo.

Si te diera un regalo y no lo disfrutaras, ¿cómo me haría sentir eso? Me decepcionaría, ¿verdad? Es decir, cuando elijo hacerle un regalo a alguien, la alegría más grande para mí es ver que le gusta, que lo quiere y lo está disfrutando. Dios nos da el regalo del perdón, sin costo alguno, aunque no lo merezcamos, y le encanta vernos disfrutar de nuestro regalo del perdón.

Ciertamente no agrada a Dios que no dejes de lado los arrepentimientos del pasado. Dios quiere que disfrutes de tu perdón, lo agradezcas y sigas adelante en tu caminar con él. Vivir bajo la nube de tus pecados pasados te roba el gozo, te roba la paz y te hace menos eficaz en la obra del Reino, menos capaz de hacer las buenas obras que Él planeó para ti.

¿Estás disfrutando de tu perdón? Ésa es la pregunta, y espero que tú le des mucha importancia y determines, por la gracia de Dios, negarte a permitir que el enemigo te mantenga bajo una nube de arrepentimiento por los pecados confesados que han sido perdonados.