Play

¿Estás en un lugar difícil en este momento? Quiero animarte a que sepas que Dios nunca te dejará ir. Cuando nacemos de lo alto cuando nacemos de nuevo, la Biblia nos enseña que nada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro. ¡Dios no te soltará!

Piensa en Elías. Recuerdas la historia que se encuentra en 1 Reyes 18, donde Elías desafió a todos los profetas de Baal, con gran valor, y sus dioses paganos no pudieron librarlos. Elías triunfó sobre todo ese mal, demostrando que Jehová Dios era el único dios verdadero. Fue una victoria increíble.

Pero al día siguiente, el valiente Elías se vuelve cobarde, temeroso de una mujer, Jezabel, que ha amenazado con matarlo. Y comienza a correr por su vida. Elías sin duda habría sido diagnosticado hoy con una profunda depresión, incluso como engañado, mientras corría para salvar su propia vida. Pero Dios no lo soltó, y con gran paciencia y amabilidad, lo nutrió hasta que recuperó su fuerza, le enseñó algunas lecciones maravillosas y lo sacó de ese profundo abismo como un hombre de Dios aún mejor.

¿Estás ahí hoy? ¿Te ha fallado tu fe? ¿Estás lleno de miedo? ¿Estás en ese tipo de depresión profunda en la que todo parece irremediable, te sientes inútil y estás seguro de que la vida está llegando a su fin, al menos una vida con algún significado? Quiero animarte hoy a saber que Dios no te dejará ir. Él te guiará pacientemente de regreso a la plenitud, como lo hizo con Elías.

¿Cómo se recuperó Elías? Necesitaba descansar y alimentarse, antes que nada. Sabes, cuando estás agotado físicamente, te afectará espiritual y emocionalmente. Así que Dios lo puso en un lugar tranquilo para descansar y alimentarse. Luego le recordó a Elías quién es Dios, lo ayudó a superar la fiesta de lástima que estaba teniendo y luego envió a Eliseo para que fuera su compañero y colaborador.

Dios nunca suelta a Elías, y si eres su hijo, no te soltará a ti. David escribió: “Porque en el día de la aflicción él me resguardará en su morada; al amparo de su tabernáculo me protegerá, y me pondrá en alto, sobre una roca.” (Salmo 27:5).