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Presentado por Lisa Bishop

¿Alguna vez has sentido que simplemente no perteneces, como un extraño, pasado por alto, descartado o tal vez incluso abandonado?

El otro día estaba en la iglesia. Después del servicio vi a una amiga mía que no había visto en varias semanas. Nos miramos a los ojos y comenzamos una conversación cuando, en cuestión de segundos, alguien más se acercó y mi amiga se volvió hacia ellos, a mitad de la frase, y comenzó a charlar con ellos. Estaba segura de que sería un breve hola y luego ella seguiría hablando conmigo, pero pasaron los minutos mientras estaba allí y estaba claro que su conversación no terminaría pronto.

En primer lugar, debo admitir que una de mis mayores molestias es cuando las personas no prestan atención a la persona que tienen enfrente. Me molesta cuando las personas se distraen fácilmente y claramente no están presentes. Pero la situación de esta mañana en particular fue más profunda para mí porque en lugar de considerar que el encuentro no era gran cosa y seguir adelante, mi mente comenzó a divagar y rumiar sobre pensamientos de indignidad. Sé que puede sonar extraño o demasiado sensible. Y no me considero una persona demasiado sensible.

Una de las viejas heridas y mentiras que el enemigo trata de desenterrar y hurgar es una en la que crecí creyendo que se había quedado conmigo durante mucho tiempo. “No eres realmente agradable. Nunca serás parte de la multitud popular. Nadie realmente te quiere o desea estar cerca de ti”. Si bien Jesús me ha sanado mucho en esa área, si no soy diligente, el diablo tomará viejos pensamientos y mentiras y los servirá en una bandeja de plata tratando de que me deleite con ellos. Y eso es lo que estaba pasando esa mañana en la iglesia. Gracias al buen Dios, literalmente, pude discernir el engaño del diablo en esos momentos, rechazar la mentira y volver mi mente a la verdad. Estoy incluida en Cristo Jesús. ¡Tú estás incluido!

1 Pedro 5:8-9 nos da esta señal; “Estén alerta! Cuídense de su gran enemigo, el diablo, porque anda al acecho como un león rugiente, buscando a quién devorar. Manténganse firmes contra él y sean fuertes en su fe. Recuerden que su familia de creyentes en todo el mundo también está pasando por el mismo sufrimiento”.

Mantente alerta. Mantente firme. No compres falsedades, sino anímate firmemente en tu fe, en lo que es verdadero.

Los estudios muestran que abordar nuestro pensamiento disfuncional, o en otras palabras, rechazar las mentiras del enemigo y reemplazarlas con la verdad, es la intervención más efectiva para superar ese terrible sentimiento de no pertenecer.

Entonces, ¿de quién es la voz que estás escuchando? (El enemigo quiere destruir tu paz y hará todo lo posible para encontrar el punto débil de tus heridas y usarlas para manipular tus pensamientos y sentimientos).

El único que merece cualquier tiempo en tu cabeza es Jesús, así que entrégale tus pensamientos a él.