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(Presentado por Lisa Bishop)

Hay cinco cosas que son esenciales para construir y hacer crecer nuestra fe. La confianza y el recordar son las dos primeras. El tercer constructor de fe es una práctica espiritual que ha sido esencial para mi fe y relación con Jesús: la quietud. Es difícil encontrar tiempo para estar en silencio y todavía más en la era de la tecnología. Las estadísticas muestran que la persona o grupo promedio solo puede soportar 15 minutos de silencio. La quietud desafía nuestra adicción al ajetreo, la diversión y el ruido.

El silencio y la quietud son difíciles porque nos distraemos fácilmente. El silencio pide paciencia y espera, y la paciencia y la espera nos incomodan. Nos sentimos improductivos y, a veces, surgen emociones o pensamientos que preferiríamos evitar (consciente o inconscientemente) al estar ocupados y no estar quietos.

Si soy honesta, a veces puede ser más fácil navegar por Facebook o Instagram que pasar ese tiempo en quietud con Dios.

Salmo 23:1-3

El SEÑOR es mi pastor; nada me faltará.  En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma.

Fíjate en las aguas tranquilas.

Dios nos invita a tomarnos un tiempo para estar quietos y experimentar su presencia, su deleite, su restauración, su refrigerio. Llegar a su presencia sin otra agenda que el deseo de deleitarse en su presencia como él se deleita en nosotros. No consumir más información sino consumirse con la presencia de Dios, la presencia del Espíritu Santo.

Muchas religiones practican el silencio pero lo que nos hace únicos como seguidores de Jesús es que venimos y callamos ante el mismo Señor. Nuestro objetivo no es vaciarnos como una forma de autorrealización, sino crecer en la comprensión de nuestra experiencia de la presencia de Jesús.

Henry Nouwen, conocido teólogo dice: “El silencio es el horno de la transformación”

Y Jan Winebrenner afirma: “La disciplina de la quietud, cuando se ejerce con fe y en el poder del Espíritu Santo, siempre dará fruto”.

Tómate el tiempo para estar quieto ante Jesús esta semana. Reemplaza el tiempo en las redes sociales por unos minutos de quietud y silencio, permitiendo que el agradecimiento burbujee en ti. Pídele al Espíritu Santo que te ayude a centrar tu mente y tu corazón en él. Cuando se practica en la fe, tu vida se transformará y darás frutos.