Play

(Presentado por Lisa Bishop)

El siguiente constructor de esperanza es predicarte la verdad a ti mismo.

No conozco una mejor manera de recordar la esperanza que tenemos en Jesús que dedicar tiempo a su Palabra, meditar en ella y dejar que la verdad inunde nuestra mente y purifique nuestro corazón.

El Salmo 1:2-3a nos recuerda que, “que aquel que en la ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella es como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto…”.

Mientras nos anclamos en la esperanza hoy, miremos el Salmo 23 que nos recuerda la verdad de quién es Jesús. Nuestro Pastor. Y quienes somos. El rebaño bajo su cuidado.

Salmo 23:1-6

El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto a tranquilas aguas me conduce; me infunde nuevas fuerzas. Me guía por sendas de justicia por amor a su nombre. Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida; y en la casa del Señor habitaré para siempre.

Como seguidores de Jesús, puede ser fácil preocuparse, abrumarse y distraerse y desviar nuestro enfoque de nuestra verdadera esperanza, Jesús. Fácilmente podemos caer en la trampa de olvidar quién es Dios.

Considera memorizar el Salmo 23. Hace algunos años leí un libro sobre el Salmo 23 y el autor animó a sus lectores a aprenderlo de memoria. Memoricé estas palabras hace varios años y déjame decirte que poder ensayar rápidamente estas verdades ha sido un salvavidas una y otra vez. De hecho, el Salmo 119:11 nos instruye a almacenar la Palabra de Dios en nuestro corazón. Memorizar las Escrituras es una práctica importante cuando amamos y seguimos a Jesús.

Recuerda que Jesús es tu Pastor. Él te vigila de cerca.