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(Presentado por Lisa Bishop)

¿De dónde viene tu esperanza? ¿Qué hacemos cuando nos sentimos desesperanzados? Tener una postura de alabanza.

Cuando las cosas en la vida no van como queremos, es fácil desanimarse y caer en la desesperación. Podemos olvidar la fidelidad de Dios. A veces, lo último que tenemos ganas de hacer es alabar a Dios. Pero alabarle no es algo que hacemos cuando nos apetece. Bendecir a Dios y adorarlo es una práctica diaria como seguidor de Jesús. No condicional, solo cuando la vida va como la planeamos, sino una disciplina diaria porque Dios es fiel y digno de toda nuestra alabanza.

Cuando intencionalmente nos colocamos en una postura de alabanza a Dios, recordamos la esperanza que tenemos en Jesús.

Mi amiga Becky, autora de “El desafío de la alabanza de 30 días”, dice: “La alabanza es tu ofrenda intencional de adoración, que fortalece tu fe y abre la llave del gozo sin importar las circunstancias de tu vida”.

En el Salmo 103 el Rey David, quien experimentó todo tipo de pruebas, tribulaciones, traiciones, decepciones y desesperación en su vida, instruye su corazón a alabar. Él dice: “¡Bendice al Señor, oh alma mía y todo lo que está dentro de mí, bendice su santo nombre!”

Bendecir significa arrodillarse, alabar. Nos da una imagen de la postura de alabanza de David. David no le está dando a Dios santa calificación alta. No le está dando a Dios una bendición a medias. ¡Él está diciendo, con todo mi corazón, con toda mi vida, y con mi ser más profundo, me inclino con asombro y amor ante ti, el Dios santo! David habla directamente a su corazón.

Me recuerda al Salmo 150:6: “Todo lo que respira alabe al Señor”.

¿Sabías que Dios en su magnificencia en realidad nos preparó para la adoración? Dios nos diseñó para que la adoración impacte literalmente nuestros cerebros, nuestras mentes. Los estudios han demostrado que la adoración induce felicidad y alegría, estimula nuestro sistema inmunológico. A menudo esperamos para adorar hasta que nos da la gana, pero en realidad estamos programados para adorar.

Dios sabe que cuando lo adoramos nuestra vida se transforma aunque nuestras circunstancias no cambien. La adoración nos cambia.

Así que, si quieres experimentar más esperanza en tu vida, alaba a la fuente de tu esperanza, Jesús. Pídele que te recuerde todas las formas en que él ha sido fiel. Pídele que acerque tu corazón a él. Ponte de rodillas y ora, inclinándote en adoración y asombro ante el Señor. Pon música de alabanza. Ponte en una postura de alabanza y deja que surja la esperanza.

Estás conectado para la adoración.