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(Presentado por Lisa Bishop)

En el Salmo 16:7-9 el salmista declara: “Bendeciré al Señor, quien me guía; aun de noche mi corazón me enseña. Sé que el Señor siempre está conmigo. No seré sacudido, porque él está aquí a mi lado.  Con razón mi corazón está contento y yo me alegro; mi cuerpo descansa seguro..” Puedes escuchar la confianza inquebrantable del salmista al recibir el consejo y la instrucción del Señor. ¡Él sabe que Dios lo guiará!

Y observa la razón por la que el salmista tiene tanta confianza en recibir la sabiduría de Dios, por qué no se estremece y su carne mora segura, la razón por la que no titubea es porque ha puesto al Señor siempre delante de él.

Y cuando pone al Señor delante de él, cuando pone a Dios primero y lo busca primero a él, el corazón del salmista se alegra y todo su ser se regocija.

Me encanta cómo Dios es tan sencillo. Cómo deja tan claras sus promesas en su Palabra y los beneficios cuando obedecemos.

Santiago 1:5 nos instruye cuando dice: “Si alguno de ustedes tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.”.

¿Dónde estás confiando en tu propia sabiduría cuando Dios te está invitando a pedir consejo piadoso? ¿Dónde estás poniendo tu confianza en la instrucción humana y no en la guía divina?

Tal vez estés en medio de una transición de carrera y hasta ahora has tratado de descubrir los próximos pasos por tu cuenta. Quizás estés en una crisis financiera o tu matrimonio esté en ruinas y estés buscando el consejo de amigos antes de poner a Dios primero y pedirle que te instruya.

Si eres un seguidor de Jesús, eso significa que recibiste el Espíritu Santo en el momento en que pusiste tu confianza y recibiste a Jesucristo como tu Señor y Salvador. Y Jesús dice que su Espíritu Santo es tu consejero, tu guía, tu ayuda, tu sabiduría. Trae tu circunstancia actual ante el Señor, ponlo a él primero. Resiste buscar el consejo humano antes de buscar el consejo de Dios. Ten cuidado con las formas en que extravías tu confianza y redirige tu confianza a Jesús.

Pídele que te ayude. Él está esperando para darte generosamente.