¿Qué te impide tener confianza en Dios? Confiar en ti mismo es muy arriesgado, porque muy pronto ese yo te decepcionará. Pero confiar en Dios —en quién es y cómo te ve— es un fundamento firme que se sostiene pase lo que pase.

¿Qué te impide tener esta confianza en Dios?

¿Será un pecado que no has confesado ni has abandonado?

Por tanto, también nosotros que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1).

¿Te rindes con demasiada facilidad y rapidez?

Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a quienes lo aman. (Santiago 1:12).

¿Te aprisiona el pasado?

Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14).

¿Temes fracasar?

Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 Timoteo 1:7).

¿Ha logrado el enemigo de tu alma hacerte sentir indigno o mantenerte cargado con pecados que Dios perdonó? Quiero animarte hoy a reclamar tu derecho —tu herencia— como hijo o hija de Dios. Tienes el Espíritu de Dios, y su Espíritu te permite tener confianza en Dios. Su confianza es poderosa, amorosa y autodisciplinada. ¿Estás aprovechando lo que es tuyo a través del Espíritu de Dios? ¿Eres consciente de la presencia del Espíritu y del poder que obtienes como resultado?